NEUQUEN (AN).- Dicen por ahí que el hombre construye su propio destino, de él dependen sus decisiones y las rutas que dibujarán su vida. Pero existen también, en algún rincón del mundo siempre están, seres que al nacer ya saben hacia donde deben ir. Son los que cargan en sus genes un don, un instinto innato. Son aquellas personas que dicen “quiero esto porque esto es lo que soy”. Luis “Muñeco” Ordóñez, es uno de esos seres.
Lleva en la voz, y sobre todo el alma, el don de la música. Cuando se lo escucha cantar es como si la música se hubiera inventado en su garganta y en su persona. Sus amigos aseguran que “es un cantante de los irrepetibles, que ha hecho escuela”.
Por esto y porque de alguna manera, hay que agradecerle al “Muñeco” tantos años de buenas canciones, sus amigos entrañables, de la vida y de la música, se reunirán para homenajearlo, en una noche que sin duda será como Ordóñez, irrepetible.
Daniel Sánchez, Miguel Angel Barcos. Marcelo Piñeiro y Damián Cazeneuve se juntarán en el escenario para tocar por el “Muñeco” y para escucharlo cantar. La cita es hoy a las 22 en La Curtiembre, ubicada en Juan B. Justo 648. La entrada tiene un valor de quince pesos.
A lo largo de la noche, los boleros en la voz grave de Luis, los tangos y valsesitos criollos entre las manos de sus amigos, armarán la atmósfera, mientras los músicos se mirarán a los ojos y secretamente se agradecerán tal preciado momento. Porque no existen motivos para hacer un tributo a un amigo, simplemente el placer de una ronda íntima.
Para el público que mirará desde afuero lo que suceda entre ellos, habrá pequeñas joyas como obsequio. Se podrá escuchar al “Muñeco” entonar añoradas canciones como “Vete de mí”, “Me paré sobre la tarde”, “A mi manera”, el caballito de batalla de Ordóñez” y “Amarraditos”, el éxito que lo llevó al podio del Festival de la Canción OTI. Todo un lujo.
“Para nosotros será un placer acompañarlo porque es un ser entrañable, un tipo que siempre nos ha contagiado de su alegría y de su sabiduría. Es un ser con mucha energía y nos ha llenado de eso. Es también un cantante de los irrepetibles, que ha hecho escuela”, comentó Daniel Sánchez.
La historia de vida de el “Muñeco” estuvo siempre signada por el canto melódico. Cordobés, nacido en la calle Dean Funes, en los años ’50 integró en Córdoba como vocalista la Montecarlo Jazz, junto a Tulio Gallo, Hugo Foretieri, Raúl Boneto y el baterista Miky Lerman. En 1955 Luis viajó con su hermano Walter a Buenos Aires, donde coincidieron con otros intérpretes cordobeses: Roberto Yanés y Romana Farrés. “Muñeco” pasó por el grupo Los 4 Bemoles, y en los ’60 obtuvo sus mayores sucesos como solista. Tuvo programas de radio, dio clases de canto y vivió su vida intensamente.
Pero también supo conquistar un pequeño mundo privado; un mundo musical que no dejará nunca de brillar. Sus amigos lo saben, porque parte de esa luz les cae encima como una bendición, y ellos tratan de atraparla en toda su extensión, quieren aprender del maestro de la vida. Son muchas cosas las que Ordóñez regala además de su música.
“Hay muchas cosas que aprendimos del Muñeco y que ahora trato de mostrarle a la gente con la que trabajo. El sabe caminar el escenario, él es el dueño del escenario y eso es algo que pocos artistas logran. En lo personal, la actitud positiva, la alegría permanente, son cosas muy del Muñeco, dignas de ser imitadas”, continúo Sánchez.
Para poder definirlo en toda su extensión, el músico prefirió elegir dos canciones para pintar a Ordóñez. “Me paré sobre la tarde, lo simboliza totalmente. Esta canción cuenta que un día que estaba mal, se paró sobre la tarde y se puso a cantar y fue allí donde descubrió todo lo bueno de la vida. A mi manera, es otro tema que lo refleja porque si hay alguien que vivió y vive a su manera ese es el Muñeco Ordóñez sin duda”.
Cuando caiga la noche sobre la ciudad, las luces se encenderán sobre los cinco amigos. Valdrá la pena estar ahí.
