BUSCAR       RIO NEGRO    WEB     
TITULOS SECCIONES SUPLEMENTOS OPINION CLASIFICADOS SERVICIOS NUESTRO DIARIO PRODUCTOS
 
Jueves 15 de Marzo de 2007
 
Edicion impresa pag. 20 y 21 >
Los prejuicios y el racismo escolar

Manuales y libros escolares de primaria y secundaria seleccionan y difunden imágenes de los habitantes de Argentina correspondientes al patrón representativo de un abstracto hombre blanco "occidental".

Por más que el color predominante de la tez sea el blanco caucásico, en el oeste, norte, este y centro predominan habitantes con piel oscura, indígenas o mestizos, muchos de los cuales cubren zonas de inmigración europea. ¿Por qué hacer circular entonces en el sistema educativo nacional imágenes de hombres y mujeres con un color de piel "neutral", que no es representativo de la realidad? ¿Acaso el blanco es un color neutral, o una ausencia de color que se hace evidente por contraposición a la utilización de la expresión "hombre de color" para referirse a un negro?

Las expresiones eufemísticas tampoco son inocentes. Precisamente, el significado de eufemismo ("Manera de expresar suave o decorosamente ideas cuya recta y franca expresión resultaría dura o malsonante") es muy útil. Quien no se atreve a pronunciar los términos negro, aborigen o judío, y los reemplaza por hombre de color, natural o hebreo respectivamente, parte del supuesto de que aquéllos son hirientes u ofensivos, pero lo que en realidad está haciendo es dotarlos de un carácter denigratorio que sólo existe en la mente de quienes así piensan y actúan. Más claramente, quien así obra discrimina implícitamente.

En este sentido, en las escuelas patagónicas es frecuente el pudor de indagar o aludir a la procedencia de los alumnos extranjeros, especialmente siendo de Chile. Tradicionalmente muchos argentinos usaron y usan el gentilicio "chileno" con sentido e intención discriminatorios y ofensivos, convencidos de que haber nacido en Chile constituye un desmedro, una condición inferior y vergonzante que por piedad se debe ocultar. Igualmente sucede con quienes utilizan eufemismos al referirse a la gente de piel oscura, perteneciente a culturas originarias o a la religión mosaica. Como vemos, la discriminación opera no sólo a nivel del discurso explícito, es decir de aquello que se expresa visual o lingüísticamente respecto del presente y como memoria oficial respecto del pasado, sino también por medio de lo que se calla o se oculta y de la desmemoria u olvidos oficiales.

Veamos un caso concreto, ocurrido pocos años atrás en una escuela de Río Negro. Una joven y esforzada madre, estudiante de Magisterio, le dijo a la maestra de su hijo en la primaria que los alumnos del grado y de la escuela se burlaban constantemente de él por su apellido: Concha. Este es un apellido corriente en Chile, así como en España es un tradicional nombre de mujer o un diminutivo de Concepción, pero en Argentina representa una vulgar forma de designar los genitales femeninos. Como el niño lloraba y no quería ir más a la escuela, su madre le pidió a la maestra que hiciera algo para terminar con ese hostigamiento. La respuesta de la docente fue la siguiente: "¡Pero, señora... usted lo que tiene que hacer es cambiarle urgentemente el apellido a su hijo!".

¡No conozco otro caso más cruel de herir y humillar a una madre, a un hijo, a un padre, a un alumno de una escuela argentina, a una familia extranjera radicada en nuestro país, a una colectividad extranjera entrañable y hacernos sentir vergüenza ajena al resto de los argentinos que el de esa maestra!

En lugar de educar a sus alumnos y a los demás de la escuela para cambiar su comportamiento discriminatorio, ella cohonestaba su mala conducta resultando culpable el niño chileno por ser portador de apellido. La "solución" de la maestra era que su alumno renunciara a uno de los componentes de su identidad, como es el apellido. Identidad que no es sólo legal sino fundamentalmente histórica, social, psicológica y moral. Su respuesta se compadecía totalmente con aquella tradicional prohibición racista y discriminatoria de ponerle a los recién nacidos nombres del acervo cultural indígena, hoy felizmente desaparecida en nuestro país.

¿Me pregunto cómo se podrá hacer desaparecer el dolor de aquella familia ante la definición implícita de una maestra, pero también de una escuela, de un sistema educativo provincial y de un Estado nacional a los que aquélla representa, que consideran que ciertos apellidos de un ser humano son reputados despreciables y merecedores de burla y escarnio?

Es evidente la inferioridad atribuida a todo lo autóctono y la supuesta superioridad conferida a lo europeo, blanco y católico, en el imaginario social constantemente reproducido por la escuela, por otras instituciones y por las políticas públicas paternalistas. Esa constante construcción y reproducción falsa del pasado y de la realidad se canaliza a través del discurso y de las prácticas sociales y se consolida en la mentalidad colectiva como estereotipos y representaciones negativas de los "otros dominados" que permanecen fuertemente arraigadas con el paso de los años.

Por supuesto, esta negatividad de la mirada no se aplica solamente a los grupos y culturas indígenas o a sus descendientes. También opera respecto de inmigrantes de otros países vecinos como los peruanos, los bolivianos, los paraguayos y los uruguayos, los cuales tienen en su biotipo claras señales de su ascendencia indígena, ya sea pura o mestizada. Ellos no la pasan mejor; la cultura dominante también los ignora y desvaloriza asimilándolos a la condición de "indios", cuando en ellos la vertiente genética europea ha sucumbido frente al desmedro que representa para la conciencia de aquélla la dominancia de la otra, la autóctona. De allí que a todos ellos les hayamos inventado motes como "chilotes", "perucas", "bolitas", "paraguas" y "yoruguas" o "charrúas", que no son fruto de un inexistente gracejo nacional sino de nuestro proverbial, insufrible e internacionalmente reconocido complejo de superioridad (¿o de inferioridad, en realidad?).

En la escuela, esa clase de mirada blanca, occidental y cristiana respecto de nuestros vecinos subyace en muchos presupuestos ideológicos ya naturalizados, nunca exhumados ni criticados y denunciados, que expresan la distancia existente entre el discurso meramente declarativo, "generoso", integracionista hacia el mundo entero, y las reales políticas discriminatorias de lo autóctono y lo originario en Iberoamérica y, por ende, también en Argentina.

 

CARLOS SCHULMAISTER (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Profesor de Historia.

 
haga su comentario otros comentarios
 
 
sus comentarios
 
BUSCADOR
Google
Web Río Negro
Documento sin título
 
 
Fotogaleria
Las grutas 2007
 
 
Económico
Alto riesgo
 
 
Cultural
Dónde quedó la pasión en la literatura
 
 
Rural

El problema ruso

 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
Todos los derechos reservados Copyright 2006