El gobernador Angel Maza resistía hasta anoche en su despacho la suspensión dispuesta por la Legislatura, mientras decenas de militantes encapuchados se apostaron en los alrededores de la Casa de Gobierno, donde quemaron neumáticos, un auto y cajeros automáticos.
La Policía local, por orden de la justicia, desalojó con gases lacrimógenos cerca de las 22 a militantes mazistas que intentaron mantener su posición en la puerta del edificio arrojando piedras y bombas de estruendo desde el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, en el primer piso.
Según voceros policiales, el gobernador Maza y sus ministros habían abandonado unos minutos antes la sede gubernamental, lo que fue desmentido anoche por allegados al suspendido mandatario.
Una de sus hermanas, la funcionaria del Ministerio de Educación Adriana Maza, denunció "represión" por parte de la fuerza comandada el comisario Julio Nieto, quien fue ayer desplazado por el vicegobernador Luis Beder Herrera y luego reconfirmado en su cargo. Simpatizantes del gobernador habían incendiado, cerca de las 21, frente a la sede del Ejecutivo, una camioneta y atacado cajeros automáticos de una sucursal del Banco de Galicia, siempre con capuchas en sus rostros.
Dos horas antes, los grupos mazistas arrojaron naranjas, palos y piedras contra los bomberos que intentaban apagar uno de los neumáticos en llamas, lo cual provocó el repliegue de los uniformados, que huyeron a bordo del autobomba. El fuego consumió un semáforo en la esquina de 25 de Mayo y San Nicolás de Bari, mientras los manifestantes habían copado las veredas de la Casa de Gobierno y el balcón principal.
El grupo mazista intentaba evitar el acceso de la prensa y de la escribana Beatriz Quijada, comandada por la Legislatura riojana para notificar a Maza de su suspensión.
Los militantes mazistas, por su parte, instalaron piquetes en las esquinas de la Casa de Gobierno, entre las calles 25 de Mayo y San Nicolás de Bari, donde quemaron neumáticos y cortaron el tránsito con un armario que sacaron de la sede gubernamental.
Uno de los piquetes levantó llamas frente a la Catedral de esta ciudad y otro, cerca de una sucursal del banco de Galicia. Pese a la humareda que generó la protesta y el intenso calor de la tarde riojana, el gobernador se quedó en su despacho junto con un grupo de allegados y firmó un decreto en rechazo a la suspensión dispuesta por la Legislatura. (DyN)