BUSCAR       RIO NEGRO    WEB     
TITULOS SECCIONES SUPLEMENTOS OPINION CLASIFICADOS SERVICIOS NUESTRO DIARIO PRODUCTOS
 
Martes 13 de Marzo de 2007
 
Edicion impresa pag. 20 y 21 >
El ARI y el Frente Grande: ¿un final compartido?

La afirmación, cada vez más insistente, de que en la Argentina emergente del derrumbe del 2001 los partidos políticos están heridos de muerte resulta un tanto exagerada pero no por ello menos ajustada a la realidad de que el campo partidario está en mutación. Sin duda, el país político del último lustro no sólo da cuenta de un lote de 700 partidos políticos, sino también de un proceso de reconstitución y extinción de muchos de ellos. En definitiva, el sistema de partidos políticos está en transformación.

Si se confirma que la líder sin cargo desde hace seis meses y aún jefa informal de Afirmación para una República Igualitaria se decide por abandonar su afiliación a la agrupación que promovió hace seis años para lanzar la tantas veces anunciada "coalición cívica" que incluya su "contrato moral", ello no haría otra cosa que abonar las visiones más pesimistas sobre el presente y el futuro de los partidos políticos. O, en todo caso, los pronósticos más sombríos son válidos para el futuro del ARI.

Lo cierto es que, corroborado el anuncio de Elisa Carrió, dejaría al joven partido político sin su vital liderazgo fundacional. Tampoco se sostendría una fórmula que, a pesar del verbo inflado y cargado de recurrentes enigmas de su líder, ha sido fundamental a ese carisma tan particular que construyó y, a su vez, dio tan buenos resultados para sostener una incipiente historia organizacional. Posiblemente, el tiempo nuevo abierto por aquella sorprendente decisión daría lugar a la suma de despojos, similar a lo ocurrido con otros mundos partidarios que supieron ser protagonistas de la política de los noventa.

Reducido a un lote de legisladores nacionales y de provincias, sin necesidad de reafirmar su autoridad intelectual frente a un colectivo de líderes menores, militantes y afiliados que den cuenta de que existe una "base", el partido de Carrió parece colocarse muy cerca de la historia frustrada del Frente Grande y de la confederación que animó con el Frepaso. En efecto, a excepción de que un eventual desembarco en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires resultara exitoso para la estrategia aún indescifrable de "Lilita" y de que se produjera alguna novedad en otro distrito electoral, la situación de su fuerza política no parece mejor que la que dio vida a la agrupación liderada durante algo menos de una década por Carlos "Chacho" Alvarez. Y aún más: el ciclo de relativo éxito del Frente Grande confundido tantas veces con el Frepaso parece contar con el mismo tiempo que la experiencia del ARI. Siete años en total dieron cuenta de la potencia de la fuerza armada por Alvarez y sus so

cios, concentrando su mejor desempeño en las contiendas de 1994, 1995, 1997 y luego con la Alianza, en 1999. La salida de Alvarez del gobierno y la fractura en tres sectores después del 2001 marcaron el fin de su historia. El tiempo político existencial del ARI se aproxima al del FG.

Hay muchos puntos en común entre ambas biografías partidarias, además de las promocionadas renuncias de sus líderes. De hecho, el ARI logró su razón fundacional en mayo del 2001 cobijando parte de los despojos del Frente Grande/Frepaso cuando un sector decidió enemistarse con el gobierno que formó en la Alianza con la UCR.

También ambos conjuntos partidarios tuvieron un mismo nacimiento, al surgir de las entrañas de otras organizaciones madres del bipartidismo argentino en momentos en que éstas viraban hacia otros rumbos. El FG de Alvarez fue la respuesta rupturista al peronismo conservador de Menem. Carrió lo fue ante el radicalismo, también conservador, de Fernando de la Rúa. Y en los dos comienzos hubo importantes éxitos electorales, que demandaron un rápido y sorpresivo proceso de construcción partidaria. Lo cierto es que resultaron ser partidos de facciones de partidos y, como tales, desde sus inicios tuvieron serios desafíos para pensarse en clave de unidad armónica. El lanzamiento inmediato a la arena de la democracia electoral donde siempre cuentan los votos explica en gran parte la debilidad y flexibilidad de sus respectivas organizaciones. El modelo casi confederal nunca pudo ser cambiado. Asimismo, contaron con una limitada cosecha de afiliados y un caudal electoral que lo desbordaba en cada acontecimiento electoral. El FG/Frepaso llegó a disponer de una plantilla nacional de 60.000 afiliados y a sumar en su mejor desempeño electoral cerca de 5.000.000 de sufragios. Y aún más: en algún momento de sus batallas por los votos, no requirió siquiera de afiliación partidaria para sus principales candidaturas. Tampoco se planteó profundizar en el tema de los "extrapartidarios". Se aceptó la necesidad de recurrir a hombres y mujeres destacados, en un proceso que parecía de retorno a la vieja política de los notables, ya que éstos podían consolidar la realidad de un tipo de partido provisto de líderes sociales e intelectuales para la opinión pública. Esta fórmula era la más adecuada para el viraje de un tipo de partido al servicio de una democracia de audiencias.

Posiblemente, el parentesco mayor se deba a la realidad del liderazgo producido en una y otra cúspide partidaria: uno, con la palabra de la razón histórica y la otra, con sus pronunciamientos místicos; ambos con la denuncia sobre el "mal gobierno" de la corrupción y sin República. "Chacho" Alvarez, igual que Elisa Carrió, procuró incidir en sus pequeños mundos partidarios y sacudirlos cuando resultó necesario por el peso de esa "popularidad mediática" que supieron conseguir. Al ser líderes en la opinión pública, insistieron en obtener para sí el mayor margen posible de maniobra dentro de sus propias estructuras partidarias. Su forma de actuar resultó por demás "liberal", de acuerdo con la libertad dada a sus líderes intermedios y a sus organizaciones locales. Un carisma que negaba el autoritarismo o que sólo lo veía en sus competidores resultó también una modalidad exitosa para tener el control de cada estrategia partidaria. De hecho, a pesar de los permanentes remezones, impuesto por movimientos sorpresivos y cambios de frentes, las filas partidarias participaban de un pacto no explicitado por el cual apenas se discutían los caminos tomados por sus líderes. En el caso de los jefes intermedios en general con posiciones estatales, cuando comprendían los alcances de esas acciones terminaban por autonomizarse, fugando hacia otros partidos en algunos casos, mientras que en otros se convertían en huérfanos de los partidos. La historia reciente del ARI tiene varios ejemplos de dirigentes en fuga. El camino a la renuncia de Carrió parece profundizar este proceso y colocar a su agrupación más cerca de un final sin gloria, no muy lejos de la historia del Frente Grande.

 

 

GABRIEL RAFART (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Profesor de Derecho

Político de la UNC.

 
haga su comentario otros comentarios
 
 
sus comentarios
 
BUSCADOR
Google
Web Río Negro
Documento sin título
 
 
Fotogaleria
Las grutas 2007
 
 
Debates
Miseria entre la opulencia
 
 
Podio
Vuelan alto
 
 
Económico

Alto riesgo

 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
Todos los derechos reservados Copyright 2006