SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La policía cree que tiene ubicados a los autores del asalto a la mujer de 83 años que el domingo fue golpeada en forma salvaje por tres delincuentes, pero en los allanamientos realizados ayer no pudieron dar con los sospechosos.

La mujer se repone de las lesiones sufridas en el asalto, pero lamenta la destrucción casi total de su vehículo, un Volkswagen Senda con el que salía de su domicilio para realizar compras y trámites, dado que vive a más de mil metros de la ruta al Llao Llao, a la que llega luego de cubrir una pendiente por momentos muy pronunciada.

El hecho ocurrió durante la mañana del domingo en una vivienda ubicada a mil metros del kilómetro 16,300 de la avenida Exequiel Bustillo, en dirección contraria al lago Nahuel Huapi, en la zona denominada Valle Escondido, y damnificó a una mujer de 83 años, de privilegiado físico.

Ese día a las 9 Gisela Kraftsik salió a la puerta del único ambiente de dos plantas que constituye su vivienda, porque escuchó ruidos anormales que provenían del patio, y el aullido lastimoso de su perra, una mestiza con trazas de pastor alemán que ya conocía al menos a uno de los delincuentes. Gisela no llegó a salir al patio, porque apenas entreabrió la puerta una mano fuerte le atenazó la garganta, la hizo retroceder, y la derribó sobre el piso de su pequeño living. Allí pisaron su cuerpo, se pararon sobre ella y la golpearon para que entregara el dinero que tuviera, pero después de revolver toda la dependencia y sus muebles debieron conformarse con los 170 pesos que guardaba en una cartera y estaban destinados al pago de diversos servicios, y los electrodomésticos que encontraron en el lugar, como televisor, horno de microondas y videocasetera.

Además, después de revisar durante 40 minutos cada rincón de la casa y dejar por muerta a la víctima, se llevaron una cámara filmadora y otra fotográfica, ambas antiguas y de funcionamiento dudoso, algunas joyas y hasta las llaves de la casa, y cargaron todo en el auto de la mujer, al que chocaron en el primer intento por retroceder hasta el camino vecinal.

Finalmente los asaltantes volcaron el auto cerca del cruce de Catedral y Amancay, en el camino que conduce al cementerio Valle del Descanso, a 10 kilómetros del centro de la ciudad, y lo dejaron destruido en el lugar.

La historia del robo comenzó a gestarse cuando Gisela Kraftsik se conectó con las personas que debían apear una cantidad de pinos en su propiedad, de poco más de media hectárea, porque entre los árboles y el espeso cañaveral el terreno se había vuelto impenetrable.

Así conoció, entre otros, a uno de los sospechosos, el que la tomó de la garganta y la arrojó al suelo para obligarla a revelar dónde guardaba el dinero o los objetos de valor, y con esos datos la policía busca a los asaltantes.