PARIS (AFP/AP/Télam).- A pocos meses de las elecciones, y con la mitad del electorado sin saber a quién va a votar, la campaña francesa está que arde. El gran protagonista de la política de los últimos años, el presidente Jacques Chirac anunció su retiro, pero no "bendijo" a ningún posible sucesor, que de todos modos parecen no agolparse a recibir el respaldo de un mandatario un tanto desprestigiado luego de algunas metidas de pata y un flojo final de gobierno (ver aparte). Al mismo tiempo, los favoritos en las encuestas, la socialista Ségolène Royal y el conservador Nicolas Sarkozy miran con preocupación el fuerte ascenso en las encuestas del centrista François Bayrou, que podría complicar las chances de cualquiera de ellos.

Chirac renunció el domingo a presentarse en los comicios y se despidió de los franceses, en un discurso que incluso sus rivales calificaron como conmovedor y lleno de dignidad, en el que recordó la era del paternalismo presidencial que floreció en Francia como en ningún otro país.

Pero su última palabra todavía no está dicha. La ansiada respuesta a la pregunta de si apoyará a Sarkozy, candidato conservador y su gran enemigo en su propio bando, todavía es una incógnita.

Para Sarkozy, el respaldo del jefe del Estado sería una señal importante. "Su apoyo sería un notable acontecimiento político", admitió el candidato de la UMP, que lidera la intención de voto con un 28%. Sin embargo, el centrista François Bayrou, con un 23% en las encuestas, está remontando peligrosamente. Y la candidata socialista, Ségolène Royal, se ubica a un nivel parecido(24%) con un 45% de electores aún indecisos.

La pelea a tres bandas entre Sarkozy, Bayrou y Royal podría convertirse en un encarnizado duelo.

Para Sarkozy fue importante que Chirac renunciara a una candidatura, pues la concurrencia del presidente podría haber empequeñecido sus posibilidad de . Sin embargo, igual de importante es ahora su total respaldo. "Con

su experiencia, él sabe mejor que nadie quién está en situación de representar los asuntos de Francia. Su voz tendrá peso", explicó Sarkozy, de cuya boca no habían salido palabras así desde hacía tiempo.

Rival interno de Chirac, el ministro del Interior hizo de la "ruptura" con la política francesa y con el jefe del Estado su estrategia política. De hecho, Sarkozy insistió ayer que no era "el heredero de nadie" y haría las cosas de otra forma si es elegido.

Tampoco es seguro que Chirac dé su voto a Sarkozy, ya que el veterano político, de 74 años, es impredecible. Así, en 1997, contra todo lo esperado, disolvió la Asamblea Nacional, lo que condujo a una cohabitación de cinco años con la izquierda. Su abierta oposición a la guerra en Irak y su crítica al presidente estadounidense, George W. Bush, son otras muestras.

Algunos observadores vieron en el discurso de despedida del jefe de Estado un posible apoyo a Bayrou. El centrista, por su parte, reconoció ayer hasta cierto punto la labor de Chirac, pero insistió en que no buscaba ser su heredero y destacó sus viejas diferencias con el mandatario.

Bayrou se convirtió en pocas semanas de candidato revelación a auténtica alternativa al tradicional intercambio de poder entre izquierda y derecha y al duelo "Sarko"-"Ségo", rompiendo el tradicional bipartidismo entre el Partido Socialista (PS) y la Unión por un Movimiento Popular (UMP).

A Sarkozy, el avance del centrista, católico conservador, podría privarlo de un caudal no menor de votos. Su llamada a mantener el modelo francés y su advertencia "ante todo tipo de extremismo y xenofobia" no estuvieron dirigidos únicamente contra el político de extrema derecha Jean-Marie Le Pen. La campaña electoral de Sarkozy, s dice, se "lepenizó" con la promesa de crear un Ministerio de Inmigración e Identidad.

Pierre Giacometti, de la consultora Ipsos, descree de las posibilidades de Bayrou . "La intención no es firme. Son en su mayoría indecisos que podrían cambiar de opinión e inclinarse por alguno de los dos candidatos que polarizan: Sarkozy y Royal". Pero, según el analista, la principal perjudicada por el ascenso de Bayrou es la socialista Royal "porque hay un 20% de los socialistas que están tentados de votar los", afirmó. Los socialistas se sienten cada vez más cerca de la pesadilla de otra traumática derrota en primera ronda como la del 21 de abril de 2002, frente a Le Pen. Royal reconoció ayer la "dignidad" del discurso del domingo, pero también dijo que era necesario darle la vuelta "a una nueva página en la historia".