BUSCAR       RIO NEGRO    WEB     
TITULOS SECCIONES SUPLEMENTOS OPINION CLASIFICADOS SERVICIOS NUESTRO DIARIO PRODUCTOS
 
Martes 13 de Marzo de 2007
 
Edicion impresa pag. 43 > Cultura y Espectaculos
Monicelli y una clase de película
El gran director italiano, responsable de "Los desconocidos de siempre", dio una clase magistral en Mar del Plata.
El público siguió, mudo, las anécdotas del director.
El público siguió, mudo, las anécdotas del director.
Click para ampliar

MAR DEL PLATA (Télam, enviado especial).- El veterano realizador italiano Mario Monicelli, una verdadera leyenda viviente del cine de su país, ofreció su clase magistral en el curso del 22 Festival Internacional de Cine

Monicelli, nacido en 1915, licenciado en Filosofía e Historia y crítico de cine desde 1932, llegó para presentar su película número 66, "Las rosas del desierto", y estampar sus manos en la Vereda de la Fama, sobre el Bulevar Marítimo.

Gran figura de la irrepetible comedia italiana que deslumbró entre los 50 y principios de los 70, y que en la Argentina fue un género de enorme aceptación de la crítica y el público, es recordado por títulos como "Diabluras de padres e hijos (1956), con Vittorio de Sica y Marcello Mastroianni, "La gran guerra" (1959), con Vittorio Gassman y Alberto Sordi. Pero hubo dos títulos que lo hicieron ídolo de los públicos del mundo: "Los desconocidos de siempre" (1958), con Gassman, Mastroianni, Renato Salvatori y una jovencísima Claudia Cardinale, además del inefable Carmelo Pisacane. Y "Los compañeros" (1963), con Mastroianni, Annie Girardot, Renato Salvatori, Bernard Blier y hasta una entonces desconocida Raffaella Carrá; modelo de comedia y al mismo tiempo fuerte alegato político.

Filmó otras cosas, como la muy graciosa "La armada Brancaleone" (1965), con Gassman y el siempre eficaz Enrico Maria Salerno y algunos títulos de compromiso para lucimiento de figuras de la época. Su episodio en "Boccaccio 70" fue suprimido de las copias vistas en la Argentina.

Monicelli manifestó ante una sala colmada su fascinación por el cine desde su más tierna infancia, cuando concurría con sus hermanos. "A partir de ese momento quise formar parte de ese mundo", dijo, en un italiano muy cerrado. "En ese entonces el cine era mudo, con imágenes pero sin sonido, sin música propia, que era sustituida a veces por un pequeño piano al borde de la pantalla. Un cine silencioso, era un espectáculo barato y también se apreciaba la pasión que causaba". Su vínculo con el sép

timo arte le resultó fácil "ya que conocía a un director al que le ayudaba en pequeñas cosas, como por ejemplo encenderle los cigarrillos; así me pude ir abriendo camino".

Con sencillez, reconoció que "la comedia italiana no surge conmigo ni con otros autores contemporáneos" y señaló a la "Commedia dell'arte, un género medieval en el que aparecían personajes como Pantaleón, Arlequín, Polichinela y Colombina. El humor italiano siempre tiene un poco de drama y de melancolía, pero dentro del humor italiano, el humor toscano tiene un poco más de maldad -reconoció-. El ejemplo es la escena de las cachetadas o las de los cementerios, donde siempre vemos el aprovechamiento del otro.Los argumentos de la comedia italiana son bastante serios y dramáticos", precisó.

En cambio, sobre "La gran guerra" aseguró que aunque es en sí una comedia, muestra un lado dramático, ya que los personajes principales terminan fusilados. "Esto del drama se refleja en toda mi filmografía", añadió, sin mencionar que los directores y guionistas de su generación venían de la Resistencia antifascista, actuaban generalmente en grupo y pertenecían generalmente a la izquierda.

Señaló asimismo que esa aparente dicotomía drama-humor "también está presente en 'Las rosas del desierto', que muestra una guerra con soldados hambrientos y mal vestidos", film que tal vez ningún distribuidor argentino se atreva a adquirir.

Distinguió también a los actores que trabajaron para él. "Conocí a Alberto Sordi no sólo en el ámbito laboral sin también fuera de él, porque Sordi era actor de variedades", además de doblar la voz de Oliver Hardy para las salas peninsulares. "En cambio Mastroianni era un muchacho de la calle, y sin embargo fue un gran actor, un hombre que no necesitaba estudiar a fondo el personaje, no se ataba a ningún método, leía el guión y ya sabía lo que tenía que hacer", definió.

Se ufanó también de haber transformado a Gassman -"un actor shakespeareano"- en actor cómico, y de mezclar actores profesionales con "gente de la calle", y recordó el caso de Carmelo Pisacane. "Por

 
haga su comentario otros comentarios
 
 
sus comentarios
 
BUSCADOR
Google
Web Río Negro
Documento sin título
 
 
Fotogaleria
Las grutas 2007
 
 
Debates
Miseria entre la opulencia
 
 
Podio
Vuelan alto
 
 
Económico

Alto riesgo

 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
Todos los derechos reservados Copyright 2006