SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Con pocas horas de diferencia dos taxistas sufrieron despojos o agresiones a manos de sus ocasionales pasajeros, y aunque en ningún caso fueron asaltados con armas, a uno no le pagaron el viaje, casi le pegan y le apedrearon el auto, y al otro le arrebataron la billetera con la recaudación en un descuido.
El primer episodio se produjo aproximadamente a las 3 del viernes en el sector más alejado del barrio San Francisco, luego de una pareja ascendiera a un taxi en la zona céntrica.
En el destino requerido en primer término sólo descendió la mujer, y el hombre pidió que lo trasladaran hasta el final de la calle Namuncurá, donde existe un grupo de viviendas precarias, a orillas del arroyo Ñireco.
Allí el pasajero se negó a pagar la tarifa requerida por el conductor y éste trató de perseguirlo para cobrarle, pero intervino un tercer individuo con intenciones de agredir al taxista, que no tuvo más remedio que escapar, para evitar la lluvia de piedras que varias personas arrojaban sobre su vehículo.
La misma tarde
Esa misma tarde se produjo otro incidente que tuvo como víctima a un taxista en el barrio Alto, cuando dos jóvenes que habían llegado al destino pactado aprovecharon que el conductor había abierto su billetera para comprobar si tenía cambio y uno de los delincuentes se la arrebató de las manos.
Los ladrones se perdieron en las calles del barrio sin que el trabajador pudiera establecer en qué vivienda ingresaron, y sólo pudo brindar a la policía la descripción de sus ropas y características físicas.
El último hecho motivó una asamblea espontánea de un grupo de taxistas, pero en esta ocasión no lo hicieron en el Centro Cívico, sino cerca de la comisaría del barrio Alto, que es donde se producen estos hechos en mayor proporción.
Los taxistas han desarrollado un sistema de autodefensa que consiste en emitir señales para convocar a sus compañeros en torno al trabajador en peligro o que sospecha que lo está.
Sin embargo, en ocasiones acudieron para respaldar a otro taxista que acababa de tener un entredicho o conflicto por un problema de tránsito, y acabaron golpeando en forma cobarde y en grupo al otro conductor.