CIPOLLETTI (AC).- La joven mamá y su beba de ocho meses ni se dieron cuenta de que la casilla en la que vivían se estaba quemando. La autopsia determinó que murieron intoxicadas por monóxido de carbono, pese a que luego las llamas también alcanzaron sus cuerpos.
María José Sosa (19) estaba durmiendo cuando la tragedia ingresó en su hogar. Su bebita Loreley (Loli) descansaba sobre su pecho en la madrugada del jueves cuando comenzó el incendio. Así estaban esa noche. Y así las encontraron, sin que mostraron indicios de haber intentado escapar del fuego.
Es probable que el monóxido de carbono las haya hecho entrar primero en un estado de coma que las dejó totalmente indefensas en el interior de la pequeña casilla de madera de la toma San Sebastián B de Cipolletti, donde vivían.
Ayer temprano, sus cuerpos fueron sepultados en medio de un intenso dolor. El velorio apenas se realizó durante unas horas, en la madrugada, teniendo en cuenta de que la autopsia recién terminó de realizarse en Roca a las 23 del jueves.
En el cortejo fúnebre sobresalieron los móviles de los bomberos voluntarios de Cipolletti, que acompañaron a las víctimas en el recorrido desde la sala velatoria hasta el cementerio local. Todos se solidarizaron con el bombero Mario Díaz (22), pareja de María José y papá de Loli.
"Estamos todos destruidos pero igual hay que salir adelante, no queda otra", dijo poco después del entierro, Julio Sosa, hermano de la joven víctima.
María José y su beba de ocho meses murieron en los primeros minutos del jueves cuando un incendio destruyó su vivienda, ubicada en el lote 22 del barrio San Sebastián B. Mario Díaz fue uno de los bomberos que acudió al barrio cuando se recibió el llamado en el cuartel, sin saber que era su casa la que se estaba quemando ni mucho menos que su mujer y su hijita habían muerto en esta tragedia.
La autopsia determinó que el deceso de madre e hija no se produjo por las quemaduras -aunque la piel de ambas estaba quemada- sino debido a la intoxicación por el monóxido de carbono que respiraron previamente.
"Ni se dieron cuenta de lo que les pasó", dijo una fuente vinculada a la investigación.
La posición natural en la que estaban las víctimas refuerza esta presunción. Fue escalofriante para los efectivos y familiares haber visto a la bebita sobre el pecho de su mamá, que estaba recostada en lo que fue una de las camas de la casilla. Así, juntas, llegaron hasta la morgue.