Pese a haberle habilitado el territorio a Chávez para que haga y diga su antojo, el presidente Kirchner se mantuvo al margen de la dura prédica anti-Bush desatada de nuevo por Chávez en el país, en un esfuerzo de equilibrio sin romper vínculos con Washington.
Ante miles de manifestantes, anoche en Ferro, Chávez dio rienda suelta a su verbo insultante hacia Bush. "Andan diciendo que hemos planeado Kirchner y yo este acto para sabotear la gira del "caballerito del norte", pero eso no hace falta porque es un cadáver político", afirmó con su tradicional chaqueta roja.
En su larguísimo discurso, el ecuatoriano tuvo tiempo para hablar de Fidel Castro y vivarlo. Antes, en rueda de prensa, el mandatario caribeño dijo: "Bush viene (a la región) a dividir, a engañar, a frenar los movimientos populares". Se refería a la gira que empezó en Brasil y continuaba en Uruguay, antes de seguir viaje a Colombia, Guatemala y México.
Aunque el acto de Chávez pretendió quedar encubierto, el Gobierno salió ayer a defender abiertamente su realización.
Lo hizo a través del ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien se preguntó: "¿Por qué no habría que permitirle realizar un acto a Chávez?" Enseguida, y, en un intento por justificar el espacio cedido al líder bolivariano recordó que "Chávez le tendió una mano a la Argentina cuando estuvo mal"
Además, añadió: "Si algunas organizaciones comparten su ideología, no veo por qué no dejar que realice un acto en nuestro país".