NEUQUEN (AN).- La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos le pedirá hoy al juez federal Guillermo Labate la detención del mayor retirado Luis Alberto Farías Barrera. Presentarán la denuncia formal por las intimidaciones que el ex represor hizo de forma personal y telefónicamente a dos testigos que declararán en la causa abierta por las desapariciones y crímenes de lesa humanidad perpetrados en la zona durante la última dictadura militar.
"El pedido de detención preventiva de Farías Barrera se fundamenta en que no sólo es una amenaza para la seguridad de los testigos, sino que también, con sus intimidaciones, está entorpeciendo la marcha de la investigación de la justicia", adelantó la integrante de la organización Zainuco, Gladis Rodríguez.
Ayer la APDH le anticipó algo de esto al juez Labate, quien los recibió en su juzgado cerca de las 9. Hoy a las 10,30 volverán, esta vez con el texto de la denuncia.
"Le dimos a entender al juez que estamos preocupados por la seguridad de los dos compañeros, porque no queremos tener en la zona un nuevo Julio López", manifestó desde la Corriente de Militantes por los Derechos Humanos, Oscar Ragni.
"Farías Barrera no se puede vender como una paloma. Si uno está en una manada de lobos es porque es un lobo. Si tiene alas y vuela, y está con otras palomas que se parecen a usted, es porque es una paloma. Farías Barrera es un lobo que quiere disfrazarse de paloma", opinó Ragni.
Ragni dijo que en la cita con Labate "planteamos que es necesario desalentar las amenazas, cortarlas de cuajo, para garantizar que haya avances en las investigaciones, y para no desalentar a quienes quieren decir la verdad yendo a declarar".
El jueves pasado el ex represor interceptó en la vereda de su casa a un testigo secuestrado en 1976, que permaneció encarcelado clandestinamente y fue torturado en el centro de detención "La Escuelita", que funcionó en esta ciudad.
A otro testigo, al no encontrarlo en su vivienda, lo llamó por teléfono. A los dos les dijo que cuando los convoquen a declarar "recuerden que los traté bien".
Luego de la advertencia, se supo que la conversación que mantuvo uno de los intimidados con su abogado fue grabada: un allegado a una de las víctimas recibió un llamado anónimo que reproducía la conversación.