El profesor Adolfo Giordani nos enseñaba en una clase de música la cuestión técnica de la materia y a la clase siguiente cantábamos, unos bien, otros más o menos y otros decididamente mal. Pero era la clase más esperada, porque nos sentíamos al menos por un rato, con la libertad de cantar y de aprender a cantar, a darle a nuestras voces un giro más educado y menos agresivo.
Y con el perdón de los profesores de música, las clases técnicas donde claves de sol, fusas y semifusas se mezclan, son generalmente aburridas y esperadas por pocos chicos, aunque admito que son importantes para quienes aspiran a llegar más lejos en esta materia.
Y en el afán de llegar más a los alumnos, de generar interés y despertar el gusto por la música, más bien por el folclore, el incansable Mario Ormeño, un luchador de la docencia, tuvo la gran idea de editar un CD, con el apoyo del Ministerio de Educación de Río Negro, que reflejara en canciones, en zambas, chacareras y otros ritmos, la geografía musical de la Argentina, algo así como lo que los oídos percibirían en un simple recorrido por las regiones folclóricas de la Argentina.
El trabajo que se difunde en las escuelas se llama "Viaje musical: un recorrido por las regiones folclóricas del país", muestra con nitidez las variaciones dentro del mismo género que ofrece esta Argentina de distintas tonalidades, que no sólo muestra diferencias a la hora de hablar, sino también a la hora de cantar, porque Cuyo ofrece estilos diferentes a la Patagonia, al Noroeste, al Noreste o al folclore de la provincia de Buenos Aires.
Y lo logra, con sabiduría es capaz de llevarnos en un viaje imaginario hacia el país que muchos no conocen, pero que la música refleja casi con exactitud. Es que la Argentina de los climas diferentes también lo es a la hora de la música, una argentina capaz de instalarse con su folclore en los festivales y en las peñas, pero que tiene dificultades para llegar a las escuelas.
Y no es que los chicos no quieran escuchar ni cantar folclore, es que el género no tiene siquiera difusión en las escuelas, no está instalado en las nuevas generaciones que apenas conocen a los de moda y lejos están de meterse en la historia reciente del folclore. Un docente me contó que preguntó a varios chicos de una clase quién era don Atahualpa Yupanqui y ninguno sabía, entonces los trajo un poco más acá en el tiempo y preguntó quién era el Chango Nieto y el resultado fue igual. Esos mismos chicos sí conocían al grupo Miranda y la Bersuit. El ejemplo muestra a las claras qué lejos está el folclore de las aulas, por eso es muy valioso el intento de Ormeño con el aval de la provincia, de llevar a las escuelas a través de un CD, los ritmos básicos del género para que se instalen a la par de otros géneros que todos conocen y cantan. Es el camino posible para que el folclore al menos sea tenido en cuenta, para generar atractivos, para sumar seguidores y para mantener vivo uno de los géneros propios.
JORGE VERGARA
jvergara@rionegro.com.ar