SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Luis Razza, creador de una de las empresas más antiguas y emblemáticas de la ciudad, festejará mañana el 107 aniversario de su natalicio en un encuentro íntimo con familiares y amigos. El creador de Cerámica Bariloche hizo su primeros pasos en la actividad productiva fabricando estufas tirolesas. Esas cocinas de ladrillos refractarios, revestidas de cerámica esmaltada, se convirtieron en el origen de la emblemática empresa que lleva el nombre de la ciudad y dio trabajo a unos 400 jóvenes.
Oriundo de Trieste, Italia, Razza se radicó en la Argentina en 1930, junto a su esposa Ana María, y 13 años después se trasladó a Bariloche donde tuvo una participación protagónica en el desarrollo de la ciudad, que contaba con 3.000 habitantes y todo por hacer. Su avanzada edad menguó el espíritu sociable que lo caracterizó toda su vida pero no le impedirá disfrutar de un feliz cumpleaños junto a los familiares más directos, que descartaron la intención de realizar una celebración ampliada a los sectores de la comunidad que siempre le prodigaron cariño.
Razza fue uno de los fundadores de la empresa de energía que antecedió a la Cooperativa de Electricidad Bariloche, donde ocupó un rol destacado por la experiencia adquirida en su paso por la compañía eléctrica Italo, en Buenos Aires. En su breve desempeño como constructor, mientras realizaba las excavaciones para el hotel Vuriloche, el joven empresario encontró arcilla que acopió en el patio de la casa familiar y luego utilizó para fabricar las cocinas tirolesas. De la arcilla recolectada en distintas explotaciones de la Patagonia, Razza hizo surgir los jarrones, platos, vasijas y los miles de diseños que los turistas buscan por su calidad artesanal y por su fuerte identidad con la ciudad.
Las piezas de Cerámica Bariloche, la primera empresa productiva de la cordillera, todavía se decoran a mano y no hay dos iguales porque se siguen realizando con un proceso artesanal.