ROCA (AR).- Tras un incansable trabajo de recolección de alimentos, ropa y calzado, ayer María Isabel Huenchu, una vendedora de diarios neuquina, decidió ayudar a la familia Rivas de Roca, integrada por diez miembros de los cuales siete son discapacitados y uno solo trabaja para mantener el hogar. Ayer, por algunos momentos todo fue alegría cuando la mujer, mamá de seis hijos, llegó para entregarles varias cajas con comida y ropa.

Sin embargo, la triste realidad con la que conviven los Rivas parece no terminar. Sumada a las condiciones de insalubridad y hacinamiento, en los últimos días uno de los hijos del matrimonio debió ser internado, debido a sus alteraciones mentales.

"Al hijo (Carlos de 27 años) lo internaron en el hospital ("Francisco López Lima") porque ya no puede más con su enfermedad", cuenta preocupado José Gutiérrez mientras mira con tristeza cómo se manifiestan en el joven los síntomas del severo retraso mental, la epilepsia y esquizofrenia que padece. Mientras habla, observa que a lo lejos se acerca una camioneta blanca, los Rivas cruzan con ahínco un portón de madera que separa a la humilde vivienda de la vereda. Del vehículo baja una mujer que empieza a descargar varias bolsas y cajas. Todos se amontonan para ver de qué se trata. Son las donaciones que logró juntar María Isabel.

La mujer es una canillita de la zona bancaria de Neuquén que, motivada por la necesidad de la familia roquense, decidió empezar una campaña juntando leche, ropa y alimentos entre los clientes que le compran el diario. "Esta es la sexta entrega solidaria que hago en varios meses gracias a toda la gente y lectores que cada día me ayudan", comenta emocionada la mujer.

Al instante, mira con desazón y cariño a Alicia de 12 años -hija de Luisa-. "¿Qué querés que te traigan para el Día del Niño?", le pregunta. "Nada", contesta reticente la pequeña. "Yo te puedo traer un lindo regalo", responde María Isabel.

Mientras tanto, Carlos y sus sobrinos abren las cajas y se enteran de su contenido. Luisa, en cambio, abraza a una gaseosa cola y la muestra con emoción. "A mí me gusta esto", sostiene.

Por su parte, José se acerca hasta la joven "canillita" para contar su situación. "A mí me deben plata desde el municipio, tuve un accidente y nunca me lo pagaron", indica el padre de la familia. Luego de un recorrido por la precaria vivienda compuesta por dos habitaciones donde deben compartir seis camas, José la lleva hasta el patio de la casa. Los Rivas no cuentan con gas y tampoco tienen luz eléctrica, por lo que se iluminan por las noches con una vela.

El gesto de la humilde "canillita" que cada madrugada debe pararse en las esquinas de la capital neuquina para obtener el sustento y ayudar a su marido a mantener a sus seis hijos, parece no tener réplica. Por ello, teniendo en cuenta que se acercan las épocas de frío y que la familia Rivas no puede permanecer en estas condiciones precarias se solicitó nuevamente la ayuda con materiales de construcción. Todo puede acercarse hasta Kennedy 3.337 de barrio Nuevo.