SANTIAGO (AFP) - La decisión de la presidenta Michelle Bachelet de estudiar la construcción de una central nuclear como nueva fuente de energía en Chile recibió ayer el apoyo del oficialismo y la oposición.
Una comisión de 12 expertos estudiará en un plazo de seis meses el posible desarrollo de la energía nuclear como alternativa frente a la falta de fuentes energéticas en el país, anunció la ministra de Minería y Energía, Karen Poniachick. Poniachick precisó que el propósito de este primer estudio es que "un futuro Gobierno decida en forma informada y en base a méritos técnicos si es conveniente o no, y bajo qué condiciones impulsar esta alternativa".
El plan definitivo, que culminaría con la construcción de una planta nuclear dentro de los próximos 10 ó 15 años, surgirá de una licitación internacional en la que Chile invitará a participar a empresas interesadas, según informó el Gobierno en septiembre pasado. "No se puede pensar en una opción nuclear en menos de 15 años", estimó el físico Jorge Zanelli, uno de los integrantes de la comisión gubernamental.
La oposición de derecha expresó su apoyo a la iniciativa. "Chile tiene que abrirse a nuevas fuentes de energía", dijo Julio Ditborn, uno de sus dirigentes. "Nos parece oportuno que se abra una discusión en todos los sectores", señaló por su parte el derechista Cristian Mónckeberg.
Durante la campaña política que culminó con su elección , Bachelet se comprometió con las organizaciones ecologistas a que durante su mandato de cuatro años (2006-2010) el país no construiría una central nuclear. La necesidad de emprender el estudio fue plantada hace cinco meses
por la coalición oficialista en el poder y fue respaldada por la oposición de derecha. La nueva alternativa energética surgió en el debate público en septiembre pasado, cuando Argentina, el proveedor del gas natural que Chile utiliza para sus plantas generadoras de electricidad, restringió en los últimos tres años sus envíos como consecuencia de un aumento en su demanda interna. También tiene problema otros vecinos posible proveedores, Bolivia y Perú.
Bolivia, que posee la segunda reserva de gas en América del Sur, no tiene relaciones diplomáticas con Chile y una eventual venta de gas debería estar ligada al acceso al océano Pacífico, un problema político muy sensible.