NEUQUEN (AN).- Luego de 19 testigos que declararon en tres intensas jornadas, culminó ayer la primera etapa del juicio contra Julio Fuentes y otros 13 sindicalistas por la agresión al ex administrador del ISSN, Gerardo Hettinger. Hoy a partir de las 15 serán los alegatos, y si bien ninguno de los que integran la parte acusadora adelantó su postura, se presume que pedirán penas aunque sólo para algunos de los imputados. Por el lado de las defensas no hay dudas: reclamarán la absolución de todos.
"Quedó en claro que existió el apriete, quedaron en claro los golpes que recibió Hettinger. Pero cuando se habla de las autorías, la situación ha cambiado. Algunos fueron sindicados directamente, otros no", reconoció ayer Marcelo Inaudi, abogado del ex funcionario.
En cuanto a la declaración de Hettinger en el primer día del juicio, que desincriminó a Fuentes al señalar que no lo vio entre los agresores, Inaudi dijo que "fue sincero", y rescató que "describió un apriete como nunca se vio a un funcionario en esta provincia".
Inaudi no quiso adelantar su alegato. Tampoco el fiscal de Cámara Rómulo Patti, ni el fiscal de Estado Raúl Gaitán. Todos ellos integran la acusación.
Del lado de enfrente, el defensor Juan Manuel Salgado dijo que la situación de los imputados "siempre estuvo aliviada" y por eso opinó que corresponde la absolución. "Yo defiendo a Fuentes, Horacio Fernández e Hilda Locatti; no hay nada que los señale como autores de hechos violentos. Y respecto de los demás acusados, los testigos son muy contradictorios".
Opinó que "esta causa se armó por razones políticas. Si se hubiera tramitado como lesiones, porque otra cosa no hay, todo hubiera sido más rápido".
Tan confiados están los defensores que desistieron de todos los testigos que habían convocado. Y Mariano Mansilla chicaneó: "creo que los alegatos van a ser muy breves".
En la audiencia de ayer, una de las testigos más importantes fue la contadora Graciela Grisolía, quien presenció un tramo de la agresión a Hettinger ocurrida el 9 de enero de 2002 cuando una manifestación de estatales ingresó al edificio del ISSN y subió hasta el cuarto piso, donde está la oficina del administrador.
Al igual que la mayoría de los testigos que declararon en el juicio, afirmó que "no logré identificar a ninguna de las personas" que le pegaron al ex funcionario.
Lo más sorprendente de su declaración fue cuando los defensores le preguntaron si sabía cuál era la situación del ISSN en enero del 2002, en cuanto al pago a los jubilados. Grisolía dijo que tenía presente el dato porque el viernes pasado le habían pedido que revisara los archivos de aquella época. Señaló que el pedido se lo había hecho un compañero de trabajo de apellido Cuevas.
¿Se lo pidió en relación con su declaración de hoy en esta causa? le preguntaron.
No, nada que ver contestó la testigo.
Pero luego surgió otro dato: Cuevas es el marido de una mujer citada como testigo.
¿Usted sabía eso? volvieron a interrogar a Grisolía.
-No, me enteré después dijo.