La contienda electoral que definirá el futuro gobierno del municipio se va a desdoblar en dos apretados capítulos que anticipan un otoño acorde con el calentamiento global.
El intendente Alberto Icare no pudo cumplir con la estrategia trazada junto a sus socios provinciales Miguel Pichetto y Julio Arriaga para que el comicio local se anticipe al duelo mayor por la gobernación, que finalmente quedó consolidado para el 20 de mayo.
El último lunes el Ejecutivo municipal presentó un amparo para defender esa fecha como propia, con la pretensión de que el STJ suspenda la convocatoria provincial. Pero apenas 48 horas después emitió una nueva resolución llamando a elección de intendente y concejales para el domingo 27.
Así las cosas, los barilochenses serán parte del inusual experimento llamado a incluir: campañas simultáneas hasta el 20 - festejos de unos y lamentos de otros a partir de 21, superpuestos con el último esfuerzo en la campaña municipal - candidatos locales que intentarán pegarse o despegarse de sus padrinos, según convenga - nuevo ejercicio electoral el 27.
Una sucesión sin dudas desgastante para todos, salvo para quienes viven de la política (que son pocos en el contexto general) y quienes no "viven de" pero al menos se apasionan (que son menos todavía).
Es bueno repasar la historia reciente para ver cómo las cosas llegaron a este punto.
Tanto jaleo en la definición de las fechas electorales encuentra origen en el artículo 140 de la recién estrenada Carta Orgánica, que obliga al municipio a realizar sus elecciones "en fechas que no coincidan con elecciones nacionales o provinciales".
La cláusula nació en las usinas generadoras de ideas de la UCR (que suelen multiplicar su creatividad cuando se acerca el sagrado llamado a las urnas) y una vez presentado a la Convención, el proyecto encontró respaldo en los bloques de ARI, MARA y el Partido de la Victoria.
Esa inesperada derrota forzó al Frente para la Victoria de Icare, Arriaga y Pichetto a replantear su horizonte, ya que no podría utilizar su poderío en Bariloche para arrastrar adhesiones en favor de la fórmula provincial.
Antes de avanzar en la secuencia, es útil detenerse en los argumentos esgrimidos por los radicales para defender la elección desdoblada. Repitieron una y otra vez la necesidad de que el votante local elija sin condicionamientos provinciales y nacionales.
Una súbita preocupación que no tuvieron en la elección del 31 de agosto de 2003, cuando Icare había conformado una alianza con la UCR y en tándem con Saiz lograron una decisiva victoria en esta ciudad.
Tampoco -que se recuerde- el radicalismo incluyó la doctrina de las elecciones separadas en su promocionada reforma política, que tanta tinta insumió en los comienzos de la actual gestión para luego quedar en el olvido.
Una de las impulsoras de aquella reforma fue Nelly Meana, quien también ocupó una banca en la Convención Constituyente, donde fue entusiasta votante de la elección municipal solitaria.
Es obvio que llamar a elecciones con apenas siete días de diferencia no haya sido lo que imaginaron los convencionales, pero si fue así no lo dejaron escrito. También es indudable que una elección contaminará a la otra, con efectos difíciles de predecir por la escasez de antecedentes.
Se tratará tal vez de un espectáculo interesante para un cientista político no involucrado, pero que está destinado a agobiar e irritar a los votantes.
Todo indica que en la previa a la primera elección Pichetto marchará de la mano con Icare y Saiz se mostrará con su candidato en Bariloche, hasta ahora Hugo Castañón.
Pero también es de esperar que luego del 20 la cara de quien resulte perdedor desaparezca precipitadamente de los carteles de su socio local. Por la contraria, el gobernador electo se instalará desde el lunes 21 en Bariloche para apuntalar las posibilidades de los suyos.
Otros conjeturan también sobre los peligros de un eventual efecto "hastío", que deprimiría la concurrencia de electores en la segunda fecha.
En cualquier caso, las maniobras desplegadas tanto por la UCR como por el FPV delatan una sobrevaloración del supuesto "contagio" que pueda circular entre sus candidatos provinciales y municipales.
Harían bien en tomar nota que (aun votando en la misma fecha) los electores de Bariloche no desdeñan el corte de boleta, al punto de que hace cuatro años Icare obtuvo en Bariloche un 10% de adhesiones más que su correligionario Miguel Saiz.
Con el correr de los días estas especulaciones aparecerán enlazadas con la fiebre de la conformación de listas y el apresto de la maquinaria clientelar.
Mientras tanto, los militantes aplicados que recibieron el encargo de redactar las plataformas electorales siguen bloqueados ante la página en blanco.
Por
DANIEL MARZAL
dmarzal@rionegro.com.ar
