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Domingo 25 de Febrero de 2007
 
Edicion impresa pag. 22 >
Alerta provincial

POR ADRIAN PECOLLO

pecollowa@yahoo.com.ar

Una anécdota se instala en el gobierno provincial. Pertenece a la experiencia relatada por el encuestador Ricardo Vignoni.

En el 2003, a dos meses del intento para su reelección, el chubutense José Luis Lizurume tenía una ventaja de 11 puntos sobre Mario Das Neves y creía en el respaldo del flamante presidente Kirchner.

Confiado, Lizurume recuerdan suspendió los sondeos. Sólo el gobierno nacional siguió con sus relevamientos y, poco a poco, la tendencia del gobernador fue cayendo. La ventaja se limitó a 5 puntos a un mes del comicio. Kirchner fue a Puerto Madryn a un acto institucional y acompañó a Lizurume.

A dos semanas, Cristina Fernández llegó a Comodoro Rivadavia para apoyar a Das Neves. Y el final es conocido: Lizurume no fue reelecto.

El temor y la desconfianza por esa ductilidad de poder se instaló en Viedma, en el despacho gubernamental.

Saiz se alertó ahora con la reunión de Kirchner con Carlos Soria.

Descreía en la actuación nacional para ese alineamiento a favor del Frente para la Victoria.

La responsabilidad se la adjudican a Juan Carlos "Chueco" Mazzón, que efectivamente fue el operador del encuentro del presidente y el intendente. La labor pro-Frente de Mazzón tuvo otra acción menos conocida: llamó a Arriaga a quien lo ubicó en Maquinchao y le pidió que no hablará más de Soria. "Y si lo hacés, habla de él bien", le reclamó. Luego, Arriaga declaró en favor de un acercamiento con el intendente roquense.

El radicalismo advierte así hechos que delatan otras intenciones que nada se parecen a la prescindencia planteada por el gobierno K.

Desde la Rosada, Oscar Parrilli le aseguró a Saiz que K no se metería en Río Negro. Una línea que después repitió al ministro de Gobierno, Iván Lázzeri y al legislador Daniel Sartor. Un interrogante crece entonces en el oficialismo. ¿Cuánto de lo que dice Parrilli es propio y cuánto pertenece al presidente?

Una alerta política que también se extiende a la gestión. Parrilli es el interlocutor en la negociación con Anses. Insisten en que no hay problemas, pero pasaron siete meses y Saiz no firmó todavía el traspaso de los retirados del Decreto 7 y de otro régimen jubilatorio para los jueces.

El oficialismo local no está solo en la incertidumbre. El radicalismo K detectó esa dualidad nacional en varias provincias. Hubo señales de sus socios que Kirchner interpretó y convocó al mendocino Julio Cobos, Saiz y otros para el martes 6 de marzo. Los resultados están por verse.

Pero el radicalismo rionegrino ya revitalizó su viejo esquema de inclusión de aliados, ahora por encima de la estrategia de la Concertación. Lo hace en varias direcciones: el PPR tendrá su lista legislativa con Claudio Lueiro a la cabeza pero su boleta la encabezará la fórmula de Saiz-Mendioroz, mientras que el Partido de la Victoria tendrá un preferencial espacio en la sábana oficial que permitirá la reelección de Osvaldo Muena. El gobierno atiende cada fracción de poder.

El sostenimiento y la exposición de la Concertación K sólo será posible si existe una pata kirchnerista, afirman en las cercanías de Saiz. Ese objetivo lo explican con la inclusión de Osvaldo Nemirovsci y los suyos. Una pretensión radical que colisionó con el exagerado reclamo del sector del diputado: cuatro espacios legislativos y uno en la próxima lista para cargos nacionales.

Esa aspiración fue delineada en una negociación en San Antonio Oeste que reunió

a Adrián Casadei, Jorge Ferreira y Sartor con los legisladores Alcides Pinazo y Mario Colonna. Días después, Nemirovsci habló con Saiz en la Casa de Gobierno.

Este sector justicialista habla aún de su pertenencia al Frente, pero su marcha ya está en otra dirección.

En respuesta, el oficialismo revisa los compromisos internos para intentar sumar a esos kirchneristas. La propuesta para la Legislatura será menor a lo pretendido, pero permitiría por ejemplo llevar a la dirigente Adriana Robles, ex secretaria gremial de Unter y esposa de Nemirovsci.

Subsisten también debates por la fecha del 20 de mayo. Las convocatorias de los intendentes justicialistas Pilcaniyeu, Pomona, Cordero y Campo Grande pronostican pujas judiciales, ya que esos llamados electorales desafían el decreto de Saiz que rechaza la simultaneidad de comicios. La UCR impugnará esas elecciones. Otra acción jurídica se prepara contra la nueva fecha de Bariloche: el 27 de mayo. El argumento ahora se concentrará en la simultaneidad de las campañas.

Demasiado esfuerzo oficial para obstruir otra vez la fecha de Bariloche. Saiz cuida cada palabra y acción hacia a ese electorado. No quiere alentar un cuadro de victimización. Aun así, el gobernador está al límite de lograr lo que dice rechazar.

Bariloche volverá a ser decisiva y sigue siendo rebelde al radicalismo. En principio, Saiz con buena imagen, pero con poco para mostrar y poca presencia personal marcha a cerrar acuerdos locales y alinear a la UCR en pleno detrás de su candidatura. Para eso, cedió a la discutida postulación municipal del legislador Hugo Castañón. "No es lo mejor, pero será peor si está afuera", instruyó con resignación a sus hombres.

Ya cada paso tiene su sondeo. Saiz promociona el que contrató a Enrique Zuleta Puceiro. Sus resultados de febrero son más optimistas: 36,7% para Saiz-Mendioroz y 26,7% para Pichetto-Arriaga. Un 6% para "otros" candidatos, mientras que los indecisos rondan en un 30%.

Oculta un relevamiento más amplio y que más consulta: el de Ricardo Vignoni. Esa encuesta reduce la diferencia de 3 a 4 puntos. La porción de indecisos también es alta.

Pichetto acusa sus números, de Analogía (Analía Franco) y de la Universidad Interamericana (vía telefónica). Habla de una ventaja propia de 5 a 7 puntos.

Aun con resultados discordantes, hay conclusiones comunes valiosas: la fuerte polarización. Un esquema al que el oficialismo le teme. En el pasado lo pudo neutralizar y, además, usufructuar con terceras fuerzas.

Además de las encuestas, el escenario todavía está impregnado por las disputas de la pertenencia al kirchnerismo. Es de desear que sólo sea por pocos días, sino todo será demasiado pobre.

Para la historia del PJ, el capítulo interno ejecutado en el Frente hasta ahora es "políticamente correcto". Para eso, mucho copió al radicalismo, como la criticable exclusión de las elecciones internas en favor de la imposición de candidatos legislativos por los cuerpos colegiados, siempre orgánicamente obedientes a los aparatos.

Queda en ambas organizaciones todavía cerrar los nombres. Cuanto antes mejor, para después promover el debate programático.

Pichetto tendrá que decir lo suyo, pero Saiz el próximo jueves dispondrá de un escenario inmejorable en la Legislatura para delinear sus motivaciones para continuar en la conducción provincial.

En el gobierno se desempolvan y reelaboran iniciativas. Serán necesarios ideas y proyectos para considerar que Saiz cree en un futuro distinto.

 
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