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Domingo 25 de Febrero de 2007
 
Edicion impresa pag. 04 >
Educando a Mauricio

Si, como parece, Mauricio Macri decide este año concentrar otra vez su desarrollo político en la pelea por la jefatura de la capital federal (en el 2003 perdió en la segunda vuelta con Aníbal Ibarra), dejará el camino expedito para que Roberto Lavagna (asentado en la UCR tutelado por Raúl Alfonsín y en el peronismo de Eduardo Duhalde), se convierta en octubre en el oponente principal del actual gobierno, que aún juega con el misterio: ¿quién levantará el estandarte k, un pingüino masculino o femenino?

"Había un dirigente (por Macri) que dijo que se estaba preparando para Presidente... nosotros lo mirábamos con Cristina (Fernández)... pero no está más de candidato a Presidente... el hombre de la derecha farandulística tuvo miedo, fue al repechaje de la capital federal ¡Qué falta de respeto a los porteños! ¿no? 'Estoy estudiando para presidente, estoy estudiando para presidente'... no le fue bien en el estudio...". Exultante a su regreso de Caracas, donde firmó acuerdos financieros y comerciales con Hugo Chávez, Néstor Kirchner, se metió de lleno, malicioso y burlón, en lo que se vislumbra como una áspera campaña electoral.

Aún favorecido por las encuestas y nadando en las plácidas aguas de la bonanza económica, Kirchner se regodeaba por la falta de unidad y rumbo de los sectores que cuestionan su liderazgo. Indiferente ante los planteos de Elisa Carrió, subida al caballo y Jorge Sobisch, con un pie en el estribo, le complacía ver fragmentados y luchando por un mismo sitial, la poltrona de la Rosada, a Lavagna y Macri. Incluso esa posibilidad lo llevó a animar a varios de sus incondicionales para que instalasen a su esposa Cristina. Se reservaba para sí las bambalinas del poder y la planificación de un nuevo armado partidario para retornar en el 2011.

Pero el dinamismo de las ofertas y las mezquinas aspiraciones de dirigentes que se dan por debajo de las "cabezas", le provocaron un disgusto en uno de los distritos más indomables y ricos, el de la ciudad de Buenos Aires. El actual jefe de gobierno, Jorge Telerman, desde una franja progresista que no lo ataca directamente, pretende la reelección el 3 de junio. Sin embargo, con relativa autonomía lo desafía porque rechaza al oficializado postulante "K", el ministro Daniel Filmus. Tal contrariedad originó ya un fuerte cruce, cuando la ministra porteña Gabriela Cerruti acusó a legisladores kirchneristas de haber estado detrás del "incendio intencional" de un asentamiento del barrio de Villa Soldati.

Instruido por su asesor ecuatoriano, Jaime Durán Barbas, Macri aprovechó las desinteligencias y volvió a colarse en la lucha capitalina, para la que se fue preparando desde la titularidad del club Boca Juniors. Un actual funcionario K, con pasado menemista, contó a este diario que en la década del '90, se le dieron a Macri lecciones de peronismo. La escena, según los que juraban lealtad al riojano que hoy no levanta cabeza, podía titularse: Educando a Mauricio. "No entendía nada, era un tronco", lo desmereció, pese a lo cual admitió que si ahora se repliega a la capital, y le deja el campo libre a Lavagna, hará exactamente lo que no quiere Kirchner. Y eso ya es un valioso aprendizaje.

Oportuno es destacar que es notable el empeño que existe en la Rosada por "ningunear" al ex ministro que se atribuye muchos de los hechos positivos de la actual gestión (la renegociación de la deuda externa, entre ellos). Lavagna subrayó lo que considera algunos "derrapes" institucionales (superpoderes, decretos de necesidad y urgencia y copamiento de controles judiciales y técnicos tipo INDEC), económicos ("falseo de la realidad" en materia de precios y tarifas) e internacionales (pues juzgó que la Argentina "no es confiable" en la región).

"Gobierna afirmó Lavagna la derecha cavallista, los piqueteros, los revanchistas del '70, el sindicalismo que utiliza la fuerza para imponerse y el pequeño grupo que viene de Santa Cruz".

El ex ministro, reemplazado por Felisa Miceli tras desinteligencias con Kirchner, ya adelantó que si Macri oficializa su lanzamiento en la ciudad, lo apoyará ¿Habrá reciprocidad? Si se da, muy probablemente no será explícita.

El panorama seguirá dando lugar a las confusiones, dado que también es cierto que Kirchner promueve figuras por doquier. Palmea a unos y a otros en función de la construcción de su proyecto. Por ejemplo, alienta a peronistas de izquierda, a otros ortodoxos, sin dejar dar aire a la concertación plural con gobernantes e intendentes del radicalismo.

En el caso particular de Río Negro, dejará que el incondicional adherente del Frente para la Victoria, Miguel Pichetto, dispute cabalmente con el aliado de la UCR, Miguel Saiz. Triunfe quien triunfe, Kirchner saldrá beneficiado.

Para influir en el decisivo distrito de la provincia de Buenos Aires, ordenó al piquetero Luis D'Elía, que rodee a Daniel Scioli, pretendiente para reemplazar a Felipe Solá, quien por estos días está jaqueado por los docentes que amenazan con no empezar las clases si por lo menos no le garantizan el aumento que Filmus dispuso para los maestros de la capital federal.

El costado sólido de la administración "K" es el superávit en las cuentas, pese a la desconfianza que existe en el exterior, como pudo comprobar Beatriz Nofal, responsable de la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones, durante sus entrevistas en Wall Street.

La profundización de los lazos con Chávez son recelados en Estados Unidos. Kirchner dijo que no trabajará para "contener" al venezolano y advirtió que no debe molestar la integración con un país que recauda 60.000 millones de dólares por la explotación petrolera. "Si YPF hubiera quedado en manos nuestras, estaríamos recaudando hasta 30.000 millones de dólares anualmente", se lamentó.

En Venezuela, Chávez pareció más peronista que Kirchner. Se cuadró ante el extinto líder, al que en Argentina una investigación judicial rozó con la creación de la tristemente célebre Triple A. "Mi general Perón, mi general Perón", recitó emocionado el presidente venezolano.

En un encuentro mutuamente beneficioso (la nación caribeña necesita producir alimentos y darle cuerpo a su burguesía nacional), Kirchner hizo hincapié en la hermandad latinoamericana. Pero a la hora de los hechos, también puso distancia en temas sensitivos para la potencia hegemónica: terrorismo y narcotráfico. Eso quedó patente en su ausencia del acto de asunción del venezolano, para no encontrarse con el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad.

ARNALDO PAGANETTI

arnaldopaganetti@rionegro.com.ar

 
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