SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los jueces del Superior Tribunal de Justicia confirmaron la condena que el 21 de mayo del año pasado le había impuesto la Cámara Segunda del Crimen a un joven por la violación de un menor que vivía en su casa de manera circunstancial.

El fallo ratificó los seis años de prisión establecidos por el tribunal de Bariloche.

El defensor del condenado recurrió ante el STJ porque entendió que se había vulnerado el derecho de defensa al introducir en la causa la declaración de la víctima sin permitirle interrogarla.

Los jueces ratificaron el derecho de la defensa a interrogar a los testigos de cargo y obtener su comparecencia en el juicio oral, pero entendieron que en este caso puntual esa prueba no era decisiva y que la autoría del imputado se había acreditado con otras pruebas, indiciarias, testimoniales y periciales.

A Eduardo Sepúlveda, de 24 años, le adjudicaron quince hechos de violación en perjuicio del chico de once años que vivía temporalmente en su casa porque se

había quemado la vivienda de su familia, pero los jueces lo condenaron por uno sólo de esos hechos.

Antes de clausurar la etapa del debate los jueces ordenaron la incorporación a la causa del registro fílmico obtenido por el juez de instrucción, y rechazaron el requerimiento de la defensa para que el chico volviera a declarar ante la audiencia. Ese fue el agravio manifestado ante el STJ por el defensor.

En base a los informes médicos y psicológicos que establecieron la existencia del abuso sexual con acceso carnal, y al testimonio prestado oportunamente por el menor ante el juez de instrucción, el fiscal Enrique Sánchez Gavier había pedido siete años de prisión para el sospechoso, mientras el defensor oficial Marcelo Alvarez Melinger insistió en su alegato en que no aceptaba la incorporación de la filmación, porque no había podido controlar la prueba.

Los hechos de violación denunciados, quince en total, fueron detectados por las trabajadoras sociales cuando entrevistaron al chico en el paraje rural donde habitaba, luego de que un incendio destruyera el domicilio de su familia, y habrían sido comunicados por la madre del sospechoso a la madre de la víctima.

Luego, el chico incriminó de manera directa al imputado en la entrevista con el psicólogo, y dijo que no lo había comentado con sus familiares por temor a las amenazas y represalias del violador.