WASHINGTON (AFP).- Las organizaciones pro inmigrantes en Estados Unidos reclaman una reforma migratoria que abra el camino a una legalización de los indocumentados; lo mismo pide el presidente George W. Bush, quien además se muestra contrario a expulsar a los ilegales del país, pero las redadas y deportaciones continúan, en un verdadero diálogo de sordos.

Día tras día, desde las marchas que en mayo pasado movilizaron a más de un millón de personas, defensores de los derechos de los inmigrantes debaten por una reforma que aporte soluciones a una cuestión que, literalmente, trasciende fronteras. Y cada vez que tiene oportunidad, Bush expresa su preferencia por una modificación de las leyes migratorias "amplia", que habilite permisos de trabajo temporales para los inmigrantes a los que según repite el mandatario "no se puede echar del país".

Poco valieron estos pedidos el año pasado, cuando el Congreso, controlado entonces por el Partido Republicano de Bush, fracasó en aprobar una reforma.

Así las cosas, y desde enero con un Congreso en manos de un Partido Demócrata que ha asumido el compromiso de aprobar en esta legislatura una reforma que dé soluciones a 12 millones de indocumentados, la situación avanza lentamente. Fuentes del Partido Demócrata en el Senado señalaron a la AFP que probablemente en marzo los senadores demócrata Edward Kennedy y republicano John McCain presenten un proyecto de ley.

El texto, aún en discusión, estaría basado en la propuesta que estos legisladores formularon en el 2006, incluiría el concepto de "legalización ganada (con requisitos)" para inmigrantes que se encuentren en Estados Unidos, abriría la puerta a un programa para interesados en trabajar temporalmente en el país, y podría plantear un "camino eventual a la ciudadanía", señalaron los informantes.

El próximo miércoles, el Comité Judicial del Senado sostendrá una audiencia sobre una "Reforma migratoria amplia" con el secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, y el secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff. Fuentes de organizaciones pro inmigrantes dijeron que vienen manteniendo reuniones con demócratas y republicanos, y se mostraron optimistas ante la posibilidad de

que el proyecto eche a andar pronto en el Legislativo.

En particular, María Rodríguez, directora de la Coalición de Inmigrantes de la Florida, dijo que esperan "un poco más de unidad bipartidista y que los senadores republicanos cooperen" para poder tener una reforma.

Mientras tanto, en el terreno, el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) anunció el jueves nuevos arrestos de indocumentados.

En total 195 inmigrantes ilegales de México, Honduras, Guatemala, El Salvador y Haití, que trabajaban en una empresa de limpieza perseguida por fraude fiscal y por empleo de indocumentados, fueron arrestados en 17 estados y el distrito de Columbia, donde se encuentra la capital.

"La detención de trabajadores inmigrantes y miembros de sus familias, muchos de los cuales han estado contribuyendo con este país y sus comunidades por muchos años, solo ha logrado empeorar el problema (de la inmigración ilegal) y enviar un terrible mensaje a la nación y al mundo", reaccionó en un comunicado el Movimiento por una Reforma Inmigratoria Justa (FIRM por sus siglas en inglés), que reúne a varios grupos pro inmigrantes.

Es la segunda redada de proporciones en menos de tres meses, luego de la que tuvo como objetivo a la cadena de frigoríficos Swift, 1.300 de cuyos trabajadores en seis estados del país fueron apresados y muchos de ellos deportados.

Este domingo, en un extenso editorial que pide "abrir un camino" a una "total inclusión" de los inmigrantes "en la vida de este país", "The New York Times" denuncia las contradicciones del debate sobre inmigración, y criticó las últimas medidas contra inmigrantes, en especial las redadas.