ROMA (DPA).- De forma rápida y sin contratiempos se ha superado la crisis de gobierno en Roma, al menos el primer acto.

El miércoles el primer ministro italiano, Romano Prodi, tiraba la toalla. Al día siguiente se saca de la manga un "programa de 12 puntos" y puntualmente este fin de semana se ofrece una solución.

Cual ave fénix la coalición de centro izquierda resurge de sus cenizas: los mismos partidos, los mismos diputados y los mismos senadores y todos garantizan que esta vez seguro que se apoyan, pero ¿realmente la mayoría es suficiente para gobernar?

Enseguida comunistas y verdes han expresado su solidaridad con el profesor de Economía, Prodi, en las conversaciones de crisis llevadas a cabo estos días en Roma.

"Estamos dispuestos a comenzar de nuevo", "tenemos plena confianza en Prodi", afirman también los principales representantes de los partidos que desde hace semanas atosigan a Prodi.

El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, lo vio de forma sobria: sencillamente no había alternativa real.

Ya fuera por la misión en Afganistán de las tropas italianas o por la ampliación de la base militar estadounidense en la localidad de Vicenza, en el norte del país, la política exterior ha sido el terreno en el que se han centrado las críticas de los radicales.

"El hecho de que Prodi no pertenezca a ningún partido y con ello no haga tareas en casa vuelve a demostrarse como una desventaja considerable", señala un comentarista. Y seguir gobernando será un partido que se decide en el último minuto.

El as que se guarda Prodi

Prodi guarda un as y con él es con el que el primer ministro ha estado jugando hábilmente. "Ustedes saben perfectamente que después de mi no hay otra elección que comicios", explica "Il professore".

Eso suena a amenaza. Según las encuestas, el líder de la oposición Silvio Berlusconi y su coalición de partidos de centro derecha figuran por delante. "Berlusconi estaría diez años en el gobierno", vaticinan hasta los políticos de izquierdas más reservados. Es precisamente el temor a un regreso de Berlusconi lo que une a la izquierda.

El presidente Napolitano pidió a Prodi que se atreva a comenzar de nuevo, pero todavía hay que superar la prueba de fuego.

Aunque la coalición surja con ímpetu y fuerzas renovadas, hasta ahora no se ha podido logar una verdadera "base amplia".

De forma insistente, Napolitano, ex comunista, preguntó en las conversaciones de crisis: "¿Están ustedes seguros de que cuentan con votos suficientes?".

Los diarios italianos señalan que Prodi contaría con 161 ó 162 votos en el Senado, (la mayoría absoluta son 161 respaldos).

Los políticos de izquierda han reiterado que el único camino para una mayor estabilidad es ganar el apoyo de algunos políticos de la oposición. "Hablaremos con aquellos que puedan ayudar a la mayoría de Prodi", dijo Piero Fassino, presidente de los demócratas de izquierda.

Y como destacado nuevo apoyo de la coalición de centro izquierda surge el ex cristianodemócrata Marco Follini, un eterno "cantonista inseguro", que en el pasado sirvió en el campo de Berlusconi.

No todos comparten el nuevo optimismo en Prodi. Franco Turigliatto, uno de los senadores que con su abstención provocó la renuncia de Prodi, se manifestaba el viernes con muchas reservas. "Necesito tiempo para pensar. Tengo que reflexionar profundamente sobre ello".