Pedro, al que todos en el ambiente del tatuaje llaman con un más conveniente "Peter", contesta pacientemente las preguntas de una madre que vino a consultarle los riesgos del último deseo de su hijo: dejar grabado sobre su omóplato izquierdo el logo de su grupo de rock favorito. Preocupada, la madre probó disuadirlo utilizando distintos métodos, esgrimió razones, prohibiciones, intentos de canjearlo por otros gustos, pero el chico nada; así que esa mañana se acercó para ver qué era eso del tatuaje y si había algún riesgo para la salud. Con resignación, la madre afirma: "la única solución es la información". "No es conveniente oponerse frontalmente a los deseos de los adolescentes sobre el tatuaje", dice el médico dermatólogo Alberto Lavieri, "aunque eso no significa que no haya que tener cuidado y reconocer que no es bueno para la piel".

Todo tatuaje en definitiva es una agresión a la piel. "Lo importante", dice ahora Peter, tatuador desde hace quince años instalado en el barrio porteño de Boedo, es tener en cuenta dos cosas: "la información, y que se haga bien".

El tatuaje es una aplicación intradérmica de pigmentos de origen vegetal o mineral. Sus orígenes se remontan a tiempos ancestrales y están vinculados a prácticas tribales. Durante mucho tiempo estuvo asociado a grupos humanos en condiciones de marginalidad: los presidiarios o los marineros, por ejemplo. "Estos tatuajes de aficionado son lo primero que hay que evitar", dice Peter, ya que "las condiciones de seguridad y el daño a la piel pueden traer consecuencias irreversibles", según afirma antes de explicar las medidas básicas de higiene y prevención que deben tomarse.

Las recomendaciones

"La primera condición de seguridad es la que debe tomar el tatuador" dice Lavieri, antes de enumerarlas: material descartable y condiciones de higiene. "Los guantes y las agujas descartables son el ABC del tatuador confirma Meter. Yo agregaría además la capacidad del tatuador."

Entre ambos ilustran un menú de consejos que conviene tener en cuenta:

" Los guantes y las agujas y las tintas deben ser estériles y descartables.

"Eso previene enfermedades contagiosas como el HIV y la hepatitis C", dice Lavieri, antes de recomendar que la caja sea abierta en presencia del futuro tatuado.

" Es preferible usar tintas vegetales y no minerales, por la composición de metales de estas últimas.

"Existe quien recicla las tintas no utilizadas, pero hay que tirarlas", afirma Peter.

" Si hay equipos que no pueden ser descartables debe esterilizarse en autoclave (un aparato de calor). "No alcanza el lavado con alcohol", dice el médico dermatólogo.

" Los días previos al tatuaje conviene aumentar en la dieta la proporción de frutas y verduras, "además de tomar mucho agua para hidratar la piel" completa Lavieri.

" "Siempre se debe lavar la zona con jabón antiséptico para prevenir infecciones", dice Peter.

" Una vez realizado el trabajo debe vendarse la zona hasta que desaparezca la hinchazón, limpiar la zona con jabón neutro y agua tibia. Y de sol, ni hablar.

Al que quiere celeste...

No todo es color de rosa en el tatuaje. "Es importante decir que ni bien realizado el tatuaje no se muestra tal cual como va a quedar, hay que esperar que se desinflame y ese es uno de los momentos más importantes", dice Lavieri. Para el médico conviene estar atento a las reacciones alérgicas, leves y moderadas.

Hay que tener en cuenta que una infección mal curada puede producir complicaciones y en casos extremos gangrena.

Otra consecuencia en relación a la calidad del trabajo, aunque menor, es la aparición de desordenes cutáneos, cicatrices queloides abultadas en la piel.

¿Qué pasa con el dolor en el momento del tatuaje, y post-tatuaje?

"Algunas zonas son más sensibles que otras. Entre las más dolorosas están el abdomen, los genitales, la cara dice Meter, aunque es un dolor que se puede soportar".

A veces hay que hacer sacrificios.

JORGE EDUARDO MARTINEZ