SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- En los últimos años, el cerro Chapelco apenas si recibió algunas inversiones cosméticas. El deterioro eclosionó en marzo del 2006, cuando dos de las sillas fueron paradas por falta de repuestos, provocando una polémica con la comunidad sanmartinense. Un año después, la "nueva" Nieves del Chapelco se apresta a poner 24.000.000 de pesos en el complejo de esquí, antes de que comience el próximo invierno.
La empresa que encabezan ahora los hermanos Juan Cruz y César Adrogué pretende dotar de eficiencia al negocio del esquí en esta montaña, motor económico de San Martín de los Andes.
Pero para eso debieron comenzar por recomponer la también deteriorada relación con la comunidad local, al punto que el municipio y asociaciones empresarias habían pedido el cese de la concesión, en manos de la familia Capozzolo.
Los Adrogué, a través de Inversora Lolog SA, compraron el paquete a Francisco Capozzolo e iniciaron la tarea pendiente: invertir en una silla cuádruple desembragable y en un sistema de nevado artificial, como condición para aspirar a la renovación del contrato por otros 20 años.
La empresa está encaminada hacia ese objetivo, pero con la certeza de que los nuevos medios y cañones son sólo inversiones importantes pero no únicas, pues se necesita de un plan de trabajo y modernización.
Juan Cruz y César están ligados a Chapelco desde la década del '70, cuando vinieron en plan turista por primera vez. Desde hace 10 años, parte de la familia Adrogué tiene residencia en San Martín de los Andes.
"Estamos encariñados, amamos este lugar mágico", dijo César. Pero además, integran el que es considerado como el cuarto grupo económico del país en la fabricación de papel.
La que sigue es una síntesis de la entrevista con este diario.
Para los hermanos Adrogué, ¿Chapelco es un hobby caro o un negocio?
Es un negocio, sin duda, y lo tomamos con la misma seriedad que tomamos todos los negocios que hacemos. Pero es a largo plazo y es también un desafío muy divertido, porque somos gente que amamos la montaña. Estamos haciendo una proyección del negocio a 20 años, que es lo
que plantea la prórroga de la concesión. El retorno de la inversión va a estar apuntalado en el desarrollo inmobiliario (ver recuadro). Los medios de elevación no son un negocio en sí mismo, sino que los centros de esquí están apalancados en desarrollos inmobiliarios, como sucede en Estados Unidos, o son subsidiados por las comunidades locales como ocurre en Europa, ya que a su vez provocan un efecto derrame en la comunidad.
Pero sin una buena montaña, en condiciones, el interés por lo inmobiliario sería relativo.
Esa es la clave. Pensar a futuro en desarrollos inmobiliarios es imposible, si no tenemos un centro de esquí eficiente, atractivo. Una cosa lleva a la otra. Para eso hay que invertir todos los años. Pensamos renovar todos los medios, remozar las instalaciones, eficientizar los servicios con calidad de prestación, mejorar la edificación, rediseñar la base, adquirir nuevos pisapistas, multiplicar la superficie esquiable. Eso es plata que hay que poner todos los años con mucha planificación y seriedad. Hacía años que no se hacían inversiones importantes en el cerro, y eso se sentía hasta en el último tornillo.