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Martes 20 de Febrero de 2007
 
Edicion impresa pag. 48 > Sociedad
El carnaval de la política
Fuertes críticas en Alemania y mucho baile en Brasil.
Un desfile popular y crítico. Una de las más audeces y polémicas: Hitler al desnudo. La alegría brasileña, en fastuosas carrozas.
Un desfile popular y crítico. Una de las más audeces y polémicas: Hitler al desnudo. La alegría brasileña, en fastuosas carrozas.
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Más de tres millones de personas participaron ayer en los festejos del Lunes de Carnaval o "Lunes de Rosas" en Alemania, el punto álgido de esta celebración, que se caracterizó por el carácter crítico de sus desfiles.

En Colonia, famosa por sus grandes y vistosas cabalgatas y por la alta participación de sus ciudadanos, casi un millón de personas acompañaron el desfile de más de 6,5 kilómetros de longitud, compuesto por unas 99 carrozas, 124 bandas musicales y 440 caballos.

Entre las principales carrozas alegóricas destacaron aquellas dedicadas a la figura de la canciller alemana, Angela Merkel, aunque en esta ocasión los motivos no fueron tan críticos como se esperaba. Sí que lo fueron las carrozas de Düsseldorf, capital de Renania del Norte Westfalia que cada año vuelve a demostrar su carácter provocador.

Más de 5.000 bufones y bailarinas y casi un millón de aficionados disfrazados desfilaron junto a un conjunto de carrozas en las que la más provocativa fue una a bordo de la cual se encontraban mullahs armados hasta los dientes. Y otra que representaba a un Hitler con pantalones caídos.

Otras figuras polémicas fueron la del presidente estadounidense George W. Bush, azotado por la estatua de la Libertad, y el iraní Mahmoud Ahmadinejad como "eje del mal".

 

El más famoso del mundo

 

El carnaval se celebra en todo el mundo, desde Europa hasta Haití y Nueva Orleáns, y se extiende hasta el comienzo de la Cuaresma, el período entre el miércoles de Cenizas y la Pascua, que los cristianos observan como un momento de ayuno y penitencia.

A pesar de unos pocos detractores evangélicos del carnaval, Brasil es tal vez el único país del mundo en el que casi toda la población deja de lado sus actividades durante cuatro días para celebrar. Los festejos van desde Salvador, en el noreste del país; Recife y Olinda, el la costa norte; Sao Paulo, la capital económica, hasta los rincones más remotos de la nación.

Pero el centro de las celebraciones pasa por el desfile de samba de Río de Janeiro, donde a lo largo de dos noches, las 13 comparsas más importantes de la ciudad exhiben a miles de músicos y bailarines en desfiles opulentos de carrozas.

Las comparsas gastan más de 1 millón de dólares para presentar un espectáculo de 80 minutos en el que se exhiben cerca de 4.500 bailarines, todo con el fin de impresionar a un panel de jueces integrado por folcloristas, musicólogos y expertos en carnaval.

Los 13 grupos de baile que compiten son oriundos de los barrios más pobres de la ciudad y los fanáticos siguen las transmisiones en vivo de la televisión con una pasión que generalmente está reservada para la Copa Mundial de Fútbol.

Sólo ayer, unas 474 personas recibieron atención médica por las altas temperaturas registradas en Río de Janeiro, durante la primera noche de los desfiles. (DPA/AP)

 
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