PARIS (AFP) - Su triunfal discurso del domingo no le dio el impulso esperado en los sondeos ni revitalizó su campaña y la candidata socialista a la presidencia de Francia, Ségolène Royal, vive días difíciles en los que acumula errores y malas noticias, como la dimisión del jefe económico de su programa electoral. Eric Besson, responsable de las cuestiones económicas y fiscales del Partido Socialista (PS) y uno de los pilares de la campaña de Royal, tiró la toalla el miércoles.

Oficialmente, su renuncia se debe a cuestiones personales pero la prensa e incluso voces del partidos socialista admiten que hubo un enfrentamiento con dirigentes de la formación, entre ellos el primer secretario del partido, François Hollande, quien es además el compañero de Royal y el padre de sus cuatro hijos. Su dimisión coincide con un momento clave de la campaña electoral, en el que Royal parece haber perdido el ímpetu inicial y su popularidad invulnerable ante el imparable torbellino de su principal rival, el candidato de la derecha Nicolas Sarkozy.

A esta circunstancia se une una sensación de falta de unidad y desorientación entre los dirigentes socialistas, algunos de los cuales admitieron el jueves la existencia "de serios problemas de organización" e incluso de una "espiral depresiva". El programa de Royal y su campaña, muy independientes y a veces alejados del partido, han sido calificados de "obra de un aficionado" por otros socialistas.

El jueves, el ambiente en la formación era de crispación mal disimulada a la hora de minimizar el "incidente" y anunciar rápidamente que el director de cuentas será sustituido por el ex ministro de Economía Michel Sapin. El domingo pasado, Royal pronunció un esperado discurso en el que presentó los pilares de su programa y 100 propuestas para cambiar el rumbo del país, entre ellas varias de orden económico para las que no dio ninguna cifra. La derecha no dudó en calificar este programa de irrealista, caro y poco factible . A esto se añaden los recientes tropezones de Royal, sobre todo en materia de política exterior, que mostraron una falta de experiencia que la derecha no está dispuesta a perdonar. (AFP)