No es una novedad que Julio Grondona pasa por su peor momento de sus 27 años al frente de la AFA. Quizás como nunca, se ve atacado y por primera vez siente un pequeño escalofrío en la espalda. Lo que escucha ya no son tímidos susurros en su contra, sino algunos gritos que quiebran la paz en el edificio de la calle Viamonte.

Cinco días después de los gravísimos incidentes en River, el máximo referente del fútbol doméstico trató a los barrabrava de "delincuentes comunes", pero no dio ninguna solución para combatir esa "delincuencia". Sólo eso dijo, y no ofreció soluciones.

Fiel a su estilo, el cultor del 'todo pasa' defendió a los suyos: respaldó a José María Aguilar al manifestar que "las autoridades de River están cansadas de trabajar y hacer las cosas para el bien del club".

Obvió decir que varios de los 'barras' que casi se matan entre sí (y a socios inocentes) trabajan en River, también que la gestión Aguilar cultivó un pasivo de 70 millones de pesos, números increíbles para una entidad que en los últimos 17 años vendió por bastante más de 200 millones.

Se olvidó que River se incendia, pero Aguilar mitiga el calor de su cuerpo bajo las olas de Punta del Este. También que salvó de la hoguera al presidente de Gimnasia Juan José Muñoz al 'regalarle' seis meses de suspensión en AFA por amenazar al árbitro Daniel Giménez en pleno vestuario.

Grondona siente que sus enemigos (TyC, el grupo Clarín, quizá el gobierno 'K', Gámez, y la lista sigue) se fortalecen, que su gobierno tiembla.

Por eso respaldará para que lo respalden, y hará hasta lo imposible para que este año (de elecciones afistas) nadie le corra el sillón que ocupa desde 1.979. Hará hasta lo imposible por no terminar en el piso.