Miércoles 14 de Febrero de 2007 Edicion impresa pag. 32 y 33 > Sociedad
Una técnica para reparar las vértebras
En algunas clínicas estadounidenses realizan la reparación de vértebras sólo mediante un pequeño agujero en la espalda, a través del cual introducen un pequeño globo que se infla para dar a la vértebra el volumen original y luego se rellena el orificio con material acrílico.

La kifoplastía o reparación de vértebras fracturadas se realiza introduciéndoles un pequeño balón que se infla para que recobren su volumen, y rellenándolas luego con un cemento especial. Durante varios años fue considerada un procedimiento exitoso para mujeres con osteoporosis, pero actualmente se está aplicando también con buenos resultados a hombres que se fracturan las vértebras en accidentes.

"Me caí de una escalera, desde una altura equivalente a un tercer piso", cuenta Mario Muñoz, de 66 años. "Estoy retirado pero fui a chequear un trabajo a un amigo; con tan mala suerte que resbalé y caí de espaldas. No me podía mover, no podía casi ni tomar el celular para pedir ayuda. Creí morirme del dolor tan grande que tenía. Durante una semana estuve que no podía ni dormir del dolor. Ahora después del procedimiento he cambiado totalmente, me siento nuevo."

El neurocirujano Pablo Acebal, del Kendall Regional Medical Center de la ciudad estadounidense de Miami, expresa que hace pocos años, pacientes como Muñoz tenían que resignarse a vivir con una faja, tomando narcóticos muy fuertes para controlar el dolor, con su movimiento disminuido y posiblemente con secuelas de deformidad.

Si bien la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos aún define a la kifoplastía (o vertebroplastia) como un tratamiento indicado sólo ante casos de fractura o colapso progresivo y doloroso de las vértebras, causado por osteoporosis o la extensión de un tumor hacia una vértebra, no indicado para trauma, las actuales aplicaciones de esta técnica hacen que eso esté cambiando.

 

"Invasividad mínima"

 

El procedimiento por el que se efectúa la kifoplastía es, según aseguran sus artífices en el país del Norte, de mínima invasividad. No se hace ninguna gran incisión, sino que se opera a través de una cánula que se introduce por un pequeñísimo agujero en la espalda.

Para que sea exitosa debe realizarse lo más rápidamente posible después del trauma: tras días, semanas o a lo sumo algunos meses. Si pasa un año o más, la fractura se solidifica y ya no será posible devolverle a la vértebra su volumen.

Aunque se puede hacer sólo con anestesia local, en general se prefiere hacer con anestesia general corta, "para que el paciente esté más confortable y esté entubado en todo momento, por si alguna emergencia se presenta". El tiempo de operación es aproximadamente 30 a 45 minutos por

fractura, y en una misma intervención se pueden reparar dos o hasta tres fracturas.

En cuanto a los riesgos de esta intervención, el especialista dice que el médico tiene que ser muy preciso. Siempre guiándose por medio de imágenes o placas, se introduce la cánula en la vértebra. Si se pasa y la coloca muy adentro puede tomar los nervios; si la pone para afuera, la arteria aorta o cualquiera de las otras estructuras adyacentes.

"Usualmente el neurocirujano es quien está capacitado para pasar esa cánula por la vértebra sin riesgo de causar daño", advierte el especialista estadounidense, y agrega que "los radiólogos con experiencia en biopsias de hueso, así como ortopedas entrenados en columna, pueden aprender a hacer este procedimiento". Sin embargo, aclara, "si hay alguna complicación que pueda comprometer el cordón espinal, es el neurocirujano quien puede resolver el problema".

Una vez que la punta de la cánula de acceso está dentro de la vértebra colapsada, se pasa a través de ella un globo que luego se infla. Así la vértebra recobra su forma; luego se retira el globo y se inyecta un cemento acrílico especial metil metacrilato en el espacio.

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