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Miércoles 14 de Febrero de 2007
 
Edicion impresa pag. 24 > Sociedad
OPINIÓN: Saber usar el optimismo

Seguramente en Roca se hablará por varios días sobre el éxito de la XXXV Edición de la Fiesta Nacional de la Manzana. Y está bien.

Será una muestra más del recuperado orgullo de la ciudad, que en los últimos tres años experimentó un notable cambio en la relación entre los vecinos y el medio en el que desarrollan su vida.

Cada vez son más los que buscan desde su lugar hacer un aporte al crecimiento local.

Y el municipio, independientemente de la continuidad de este gobierno o una alternancia en el poder, debería tener en cuenta este dato cuando proyecte la siguiente edición de la fiesta.

La Manzana 2007 tuvo muchos puntos altos, pero también supo de inconvenientes que demandaron un esfuerzo extremo a un reducido grupo de organizadores.

El lunes por la noche el rostro de funcionarios y empleados evidenció que armar el evento fue demasiado para el puñado de colaboradores que tiene el intendente Soria. Además de administrar los dos millones de pesos de costo total, las responsabilidades pasaron por trasladar a 200 personas en avión desde distintos puntos del país o el exterior, comercializar decenas de puestos y stands y acondicionar un terreno de 6 hectáreas.

El mandatario advirtió este problema incluso antes de todos los contratiempos surgidos durante el fin de semana.

El martes previo a la inauguración ya rondaban por su cabeza distintas ideas para aliviar el impacto de la organización en el 2008. Tal vez contrate dentro de poco a una consultora para que lo oriente en el diseño de una estrategia.

El dilema no es de sencilla resolución, porque la ciudad vive un presente que permite contar con sólidos aportes individuales, pero aún es tenue la luz que ilumina a las entidades intermedias roquenses a la hora de involucrarse en una tarea de planificación conjunta con el municipio.

Algunos dirán que falta capacidad de liderazgo en esas instituciones. Otros afirmarán que Soria no brinda muchos espacios para sumar opiniones diferentes a las suyas. Se impone la búsqueda de un equilibrio.

Por otra parte, el clima festivo significó una cortina que ocultó una realidad riesgosa. La prestación de servicios del municipio se concentró en el predio de la ruta 22 y buena parte de las tareas de algunas dependencias quedaron paralizadas. Por caso, Obras Públicas.

El mérito del intendente y sus colaboradores es haber cumplido con el objetivo de recuperar el prestigio de la Fiesta de la Manzana.

El desafío que encontrarán a la vuelta de la esquina es superar los logros de esta edición en febrero del 2008.

Y, más allá del lógico interés por tener todo bajo control, no le haría mal al gobierno cambiar un poco de su autosuficiencia por la tranquilidad de sentir que un amplio sector social le cubre las espaldas.

 
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