BAGDAD (AFP) - Al menos 23 personas murieron ayer en un atentado suicida en pleno centro de Bagdad, pese a los esfuerzos de las fuerzas de seguridad para aplicar un plan para restablecer la calma en la capital, un día después de una ola de mortíferos ataques.

Tras los atentados, el general iraquí Abud Gambar anunció la ampliación de los poderes de la policía y del ejército en Bagdad, así como el cierre de las fronteras de Irak con Irán y Siria al menos por tres días.

El general Gambar hizo el anuncio ayer a través de la televisión pública iraquí Al-Iraqia, sin aclarar la fecha en que las medidas serán implementadas. Gambar precisó que dos puestos fronterizos con Siria, así como cuatro con Irán serán reabiertos dentro de 72 horas.

Otros puestos podrían permanecer cerrados por más tiempo.

El toque de queda para vehículos fue reforzado y se impuso entre las 20 y las 06 locales.

El general comunicó medidas que podrían restringir considerablemente las libertades públicas en Bagdad. "Todos los que infrinjan las medidas impuestas por este decreto serán juzgados en virtud de la ley antiterrorista", expresó. Gambar comentó que un solo jefe operativo asumirá "la dirección de las fuerzas de seguridad del ministerio de Defensa y del Interior", en Bagdad, bajo la supervisión del primer ministro, quien será el responsable final.

Según el general iraquí, las fuerzas en cuestión podrán "detener, interrogar y registrar a los individuos en caso de necesidad". También estará permitido el "registro de toda propiedad privada" y se podrán "imponer restricciones al movimiento de vehículos, así como establecer puntos de control". Las medidas de seguridad serán también aplicables en "lugares públicos, tales como clubes, organizaciones, sindicatos, empresas, instituciones y oficinas". El derecho a portar armas quedará igualmente suspendido.

Gambar dio a conocer las iniciativas después de un sangriento comienzo de semana, en el que, cerca de 80 personas fallecieron y 165 quedaron heridas el lunes en otros atentados. Un kamikaze hizo estallar ayer una camioneta cargada con explosivos en medio de la multitud en un almacén de comida en el multiconfesional distrito de Iskan. La explosión dejó además 40 heridos y provocó el derrumbe de una casa . En la noche, tres civiles murieron en una explosión al sur de la ciudad. Estos atentados fueron un duro golpe para la autoridad del primer ministro Nuri al-Maliki, justo cuando destacaba las virtudes de su nuevo plan de seguridad, con la participación de 80.000 hombres.