Rosana García estaba sin consuelo. Fue ella la que le pidió a la responsable del Departamento de Atención al Paciente del Hospital Francisco López Lima ver el único cuerpo que llegó a la morgue del centro de salud. Quería sacarse la duda, encontrar a su hermana.

El cuerpo pertenecía a una mujer sin identificar que había ingresado al hospital fallecida. Rosana estaba desde temprano afuera de la guardia esperando noticias. Se habían enterado del accidente cuando estaba en su trabajo porque había visto pasar las ambulancias por la calle Alsina rumbo a Allen. Unos conocidos le avisaron que había ocurrido un accidente y en seguida pensó en su hermana, quien teóricamente tendría que haber tomado ese micro en Allen para venir a trabajar a Roca. Al saber del accidente Rosana se fue al hospital. Los responsables de la guardia todavía estaban en la vorágine de la urgencia. La información salía a cuentagotas y la policía trataba de averiguarle a los familiares si la persona que buscaban estaba allí. Pero de Carmen no se sabía nada. Cuando estuvo la lista de los ingresados al hospital, la hermana de Rosana no figuraba.

Ya se sabía que habían algunos pacientes en Allen y otros en el Sanatorio Juan XXIII por lo que muchos familiares iban y venían de uno a otro nosocomio en busca de datos. Rosana dejó a su primo en el hospital y se fue en taxi hasta el Sanatorio ubicado en la calle Buenos Aires porque le dijeron que había una García internada ahí, pero no era su hermana.

También había llamado al trabajo de Carmen para ver si por esas cosas del destino su hermana había viajado en un vehículo particular, con algún conocido. Pero lamentablemente no había noticias de ella.

Finalmente, Rosana tomó valor y pidió ver el cuerpo que había depositado en la morgue. La doctora María del Carmen Uría del Departamento de Atención al Paciente la acompaño. La hermana de Rosana, Carmen Cristina García de 39 años estaba ahí. La habían sacado con vida del micro pero no resistió y llegó sin signos vitales al hospital.