SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Impulsada por los visitantes extranjeros y la creciente preferencia de turismo activo, el rafting se posicionó como una de las excursiones de aventura con mayor demanda de la región y convirtió a Bariloche en un ícono de la actividad a nivel nacional. Algunos operadores triplicaron los pasajeros embarcados en lo que va del verano, aunque el promedio de crecimiento anual es significativamente menor ya que se ubica entre el 15 y el 25%.

Su principal clientela son los turistas extranjeros que buscan en la Patagonia un escenario natural pristino y que ya cuentan con alguna experiencia de descenso en otros ríos del mundo. Jacq Swobda, de la agencia de rafting "Aguas blancas", señaló a este diario que "hay muchos más extranjeros que en años anteriores" y que este verano prácticamente triplicó la cantidad de pasajeros embarcados.

El rafting se instaló en la cordillera a principios de los 90 y logró sortear todos los contratiempos institucionales propios de una actividad nueva para consolidarse como una de las alternativas de turismo activo más atractiva y solicitada. Tanto así que en los últimos cinco años se posicionó como una de las mejores excursiones opcionales para los visitante que llegan en el marco de congresos, convenciones o viajes de incentivo.

El guía y titular de la operadora "Extremo Sur", Alejandro Rosales, explicó que "es una de las actividades no tradicionales más propicia para llevar grandes grupos y una de las más difundidas dentro de las opciones de turismo activo porque ofrece diversión asegurada". Dos ríos del

Parque Nacional Nahuel Huapi, El Manso y el Limay, son los principales receptores de este deporte convertido en la excursión recreativa más segura del turismo de aventura. "Sus aguas prístinas hacen que sea uno de los pocos lugares del mundo donde aún se puede beber agua desde el bote mientras remamos", destacó la gente de "Extremo Sur".

El Manso concentra la mayor parte de la actividad, repartida en dos modalidades diferenciadas que se practican en distintos tramos del curso de agua -junto a otras variantes de menor demanda- y atraen por igual a aventureros y familia.

El Manso Inferior, en la sección de río que se extiende desde lago Steffen hasta Campo Piedra Pintada, dentro del Parque Nacional, ofrece las aguas más tranquilas, ideales para una primera experiencia abierta a pasajeros

de todas las edades. En este tramo se realizan excursiones de una jornada propicias para el turismo familiar. Las aguas rápidas cercanos a la frontera con Chile, ubicados en el corazón de la cordillera, en cambio, están dirigidas al público joven o de mayor experiencia que busca acción. Por lo mismo requieren una mayor preparación física y tienen limitación de edad (mayores de 14 años). La excursión transita El Manso entre el Campo de John y el límite con Chile a lo largo de una extensa jornada que comienza a primera hora.

El Limay está prácticamente reservado al turismo estudiantil, que llega a la ciudad entre junio y mediados de enero, y a excursiones especiales de turismo individual. A la par de su atractivo, el rafting es una de las excursiones de aventura mejor regulada de la región y también una de las más seguras, ya que cuenta con una regulación elaborado en conjunto entre Parques Nacionales, Prefectura y la ATAP, asociación que nuclea a los operadores.