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Domingo 04 de Febrero de 2007
 
Edicion impresa pag. 45 > Cultura y Espectaculos
Un vuelo que no llegó a destino
La cinta, centrada en el único avión que no logró su objetivo durante los atentados del 11 de setiembre, es un ejercicio intenso que sorprende con su formato casi documental.
Un elenco sin figuras conocidas ayudó al director a plasmar su historia casi como un documental.
Un elenco sin figuras conocidas ayudó al director a plasmar su historia casi como un documental.
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Entre tanta fantasía producida en la gran pantalla, la apuesta a la "verdadera realidad" se ha convertido en la contrapartida perfecta y en el emblema de aquellos que creen a un cine que funcione como espejo de lo que ocurre en el mundo. La premisa es de por si engañosa ya que hasta los documentales contienen un punto de vista, la subjetividad de su director que decide elegir una forma de contar lo sucedido. Pero esta ilusión de relatar la realidad "tal cual es" (en este caso "tal cual fue") ha generado una gran cantidad de proyectos como "Vuelo 93", el filme del británico Paul Greengrass que describe la odisea del único avión, de los secuestrados el 11 de setiembre en EE. UU., que no cumplió con el objetivo de Al Qaeda de estrellarse contra el capitolio de Washington, aparentemente gracias al esfuerzo de sus pasajeros.

Para lograr que la trama sea una "pintura de la realidad", del hecho que ocurrió sin que existan sobrevivientes ya que el avión igualmente cayó cerca de Shanksville en Pensylvania, el director recurrió, por un lado, a aquellos que estuvieron presentes en los centros de control aéreos que fueron testigos de los secuestros: Newark, Boston, Herndon y el centro de operaciones militares en Northeast Air Defense Sector, en Nueva York y, por el otro, a los familiares a los que las víctimas contactaron por teléfono desde el avión. A lo que le sumó la reconstrucción fiel del mismo, la ubicación y características de los pasajeros incluida su vestimenta y accesorios y la utilización de escenarios naturales para los centros de control. Inclusive, muchos de los controladores que se encontraban trabajando ese día, participan como actores de la película.

Es importante aclarar que el argumento sería parte de la "versión oficial" del gobierno americano. También existe el planteo de que el avión fue derribado por el ejército estadounidense al conocerse su objetivo.

Igualmente, la cinta es un compilado de aciertos desde el punto de vista cine

matográfico. El montaje nervioso del equipo compuesto por Clare Douglas, Christopher Rouse y Richard Pearson (nominados al Oscar por esta labor al igual que el director), ayuda a que la sensación de estar presenciando un documental sea más que certera. Greengrass ofrece primeros y medios planos de los pasajeros para que sean el verdadero motor de la trama apoyándose en un trabajo fotográfico singular de Barry Ackroyd. Así, el suspenso se desarrolla sin respiro, sobre todo en la última media hora de metraje, a pesar de que

uno ya conozca el desenlace.

El resto dependerá de la percepción personal que cada uno tenga con respecto a los hechos. Los terroristas están presentados con cualidades muy humanas, sin ser demonizados ni caricaturizados, pero se muestra su accionar sólo signado por un objetivo religioso, algo bastante alejado de la realidad.

Y, por supuesto, los pasajeros tendrán acciones de carácter heroico aunque en este sentido, el realizador elude los convencionalismos típicos, y los miedos, desesperación y contradicciones de estos seres están retratados con natural emoción.

Para esto, Greengrass escribió un guión escueto e incitó a los actores a improvisar. Además, el elenco carece de figuras rutilantes y está conformado en su mayoría por intérpretes con poca experiencia (sólo se reconoce a David Rasche, el eterno "Martillo Hammer" entre los pasajeros), otro punto más en la búsqueda de la "realidad".

"Vuelo 93" es un viaje amargo pero intenso con una emoción avasalladora que no permite distracción.

Un retrato que puede ser analizado exhaustivamente desde el punto de vista ideológico pero que, como espectáculo cinematográfico, es una experiencia impactante. (A. L.)

 
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