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Lunes 29 de Enero de 2007
 
Edicion impresa pag. 12 y 13 >
El modelo del retroceso

A lo largo de su no muy prolongada historia, la provincia de Río Negro ha conocido dos formas de gobernar: la planificada, desde 1958 hasta 1976, donde se sentaron las bases del desarrollo provincial, y la vigente desde 1983 a la fecha, la del Estado mínimo, donde supuestamente el mercado y la puja sectorial asignan los recursos aclarando que dejamos expresamente fuera de análisis el período dictatorial por ilegítimo, ya que no fue elegido por el pueblo.

No creo necesario entrar en detalles sobre las diferencias teóricas propias de cada sistema, por estar debatidas y reconocidas. Pero sí debemos detenernos en las diferencias de resultados que, básicamente, consisten en un período fundacional, de importantes obras de infraestructura, desarrollo de la industria asociada a la fruticultura (empaque, jugos, sidras, etc.), ampliación del área regada (Valle Inferior), plan de salud, creación de un banco provincial para la promoción y el fomento productivo e incluso el planteo de creación de una universidad de Río Negro (proyecto Castello). Largo sería enumerar las realizaciones del período, pero enfaticemos en lo conceptual: Río Negro se desarrollaba porque se planificaba la acción de gobierno y había una fuerte voluntad política y equipos de gobierno capaces y comprometidos.

Desde la década del ochenta en adelante se abandonó esta idea e incluso se dio marcha atrás con herramientas indispensables para promover el desarrollo; por caso, con el vaciamiento y privatización de la banca provincial. Como resultado, la provincia que ocupaba el primer lugar en la Patagonia con base en todos sus indicadores económicos y sociales empezó a retroceder.

Esta situación, que se ha prolongado hasta el presente, surgió de la ausencia de convicción de que el conocimiento la ciencia ocupa un lugar central en la tarea de gobierno. De tal forma, los elencos de cada ministerio se designan en función de la "interna" y no del conocimiento y la experiencia acumulada en la materia. En ese sentido, se privilegia la gobernabilidad interna o del partido sobre los beneficios del mejor gobierno de y para la sociedad.

Por otro lado, y echando mano a la comparación para establecer diferencias, la vecina provincia del Neuquén no sólo cuenta con la continuidad y el rol decisivo en la formulación de planes y proyectos del Copade sino que también se ha adueñado del conocimiento acumulado en la Universidad del Comahue a través del gobierno de la misma y de múltiples convenios de estudios específicos. En este sentido, no se debe condenar a una provincia por hacer mejor las cosas, sino que debemos hacer mejor las cosas en Río Negro.

Un estudio privado comparó el conjunto de provincias argentinas en función de cinco ítems: eficiencia fiscal, solvencia fiscal, desarrollo, competitividad e infraestructura resaltamos: todos de responsabilidad del gobernante. Se trata de un trabajo de la consultora Delphos Investment, que en su habitual informe anual le otorgó a San Luis el primer lugar, a la ciudad de Buenos Aires el segundo y a Neuquén el tercero, dentro de un ranking provincial, tras evaluar y comparar índices económicos y sociales entre los 24 distritos del país.

Esta consultora de inversiones elabora cada año un ranking de posiciones para evaluar la situación de cada provincia en relación con las demás, por lo que el puesto que ocupa es el resultado del promedio de la posición en los cinco ítems.

En palabras de la consultora, el trabajo "explicita la división entre las provincias bien y mal administradas, con mayores o menores recursos y su utilización. El objeto de este informe es presentar de una forma sencilla y sistemática la información pública y oficial sobre las provincias argentinas", señala el documento de Delphos elaborado a partir de estadísticas del INDEC.

A esta altura, cabe aclarar por si quedan dudas que el informe no fue pedido por algún partido político sino que va dirigido a orientar las inversiones de las empresas asesoradas por Delphos, por lo que se descuenta su objetividad.

El trabajo reconoce que, tras la devaluación y con el progresivo crecimiento de la recaudación nacional durante el 2003, la totalidad de las provincias mejoró sus ingresos, tanto los propios como los que reciben en concepto de coparticipación. A partir de allí, pone la lupa en la forma en que cada gobierno utilizó esos recursos. Para medir el desarrollo de cada provincia se tuvieron en cuenta índices sociales como, por ejemplo, el desempleo y los niveles de educación y de pobreza. El informe destaca que, en todos los casos, San Luis primera en el ranking muestra cifras mejores que las del promedio nacional.

Al analizar la competitividad de esa provincia, la consultora destacó el crecimiento y la composición de las exportaciones. La referencia no es caprichosa sino que se basa en estadísticas que marcan que más de un 35% de los envíos al exterior son manufacturas de origen industrial (MOI), que llevan consigo un alto valor agregado. Aquí San Luis también marca diferencias pese a estar en desventaja respecto de las provincias pampeanas y patagónicas, favorecidas por el escenario económico actual que beneficia las exportaciones de hidrocarburos y oleaginosas.

En el 2003, el ranking era encabezado ya por San Luis, la Ciudad de Buenos Aires y Neuquén. En cuarto lugar estaba Tierra del Fuego, sexta Chubut, séptima Santa Cruz, décima La Pampa, decimotercera Santiago del Estero y decimonovena Río Negro. En los primeros días de enero de este año conocimos el ranking del 2006, que encabeza nuevamente San Luis y le siguen: Santa Cruz, Ciudad de Buenos Aires, Chubut, Santa Fe, Tierra del Fuego, Neuquén, La Pampa y, recién en el vigésimo lugar, Río Negro, junto a las provincias más pobres del país: Catamarca, Chaco, Formosa y Jujuy.

Sólo resta agregar alguna reflexión a este análisis. Si provincias como, por caso, San Luis o La Pampa, con recursos naturales mucho más limitados que Río Negro no poseen hidrocarburos ni ríos importantes, riego, hidroelectricidad, puerto y pesca marítimos, un centro turístico internacional como Bariloche, etc. ocupan lugares de preeminencia en el ranking, la diferencia está en la calidad del gobierno, no puede caber duda. Un modelo de provincia que se reitera en elencos gobernantes y prácticas institucionales cada vez más viciadas por el interés de grupo no puede producir otro resultado que el retroceso permanente de la calidad de vida de sus habitantes.

 

MIGUEL CILIBERTO (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Ing. Agr. diplomado en Ciencias Sociales. Ex legislador

 
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Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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