El presidente Néstor Kirchner permaneció ayer en la villa turística de El Calafate, provincia de Santa Cruz, y tenía previsto regresar hoy a Buenos Aires para retomar la actividad oficial en la Casa Rosada.

Kirchner viajó el último sábado del 2006 hacia su provincia para celebrar la llegada del Año Nuevo con su familia tal como lo hizo en Navidad, una costumbre que viene cumpliendo desde que asumió el 25 de mayo de 2003 en la jefatura del Poder Ejecutivo Nacional.

El jefe de Estado había retrasado su partida, planificada en principio para el jueves 28, por la desaparición del militante kirchnerista Luis Gerez, que había testificado contra el ex comisario Luis Abelardo Patti por casos de tortura.

En El Calafate, el presidente está acompañado por su esposa Cristina y sus hijos Máximo y Florencia.

En tanto, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se quedó en Buenos Aires hasta tanto Kirchner retome su actividad oficial.

De vacaciones están también Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia, y Carlos Zannini, secretario Legal y Técnico.

A su vez, el ministro de Panificación, Julio De Vido, retornará hoy a su despacho .

Durante este mes, el primer mandatario tiene su primer compromiso internacional con la Cumbre del Mercosur que se celebrará el jueves 18 y viernes 19 en la ciudad brasileña de Río de Janeiro.

Como viene ocurriendo en estas citas regionales desde que estalló el conflicto por las papeleras, la expectativa se centra en una posible reunión entre Kirchner y el mandatario uruguayo, Tabaré Vázquez, que ya confirmó su asistencia.

En enero también están previstas las ceremonias de asunción de los nuevos presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Nicaragua, Daniel Ortega; y del segundo mandato del venezolano, Hugo Chávez, pero todavía no está confirmado que Kirchner concurra a estos eventos.

Avanzan obras

Con casi nula actividad política en sus oficinas, la Casa Rosada se entregó en los últimos días a las obras de refacción que puso en marcha la administración de Néstor Kirchner para festejar el cuarto año de mandato presidencial con la sede gubernamental reluciente.

El descanso de siete días que se tomó el jefe de Estado en la villa turística de El Calafate permitió acelerar el ritmo de los trabajos, que incluyen no sólo la pintura y restauración de las paredes externas e internas de la Casa, sino también su enrejado perimetral.

El ambicioso plan de obras tiene como plazo de culminación el próximo 25 de mayo para los festejos patrios por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo pero también porque se cumplen cuatro años de la llegada de Kirchner a la jefatura del Poder Ejecutivo Nacional.

El estado edilicio de la Casa Rosada viene arrastrando problemas desde hace varios años y sólo durante la gestión kirchnerista hubo dos episodios que dejaron en evidencia las malas condiciones de la infraestructura.

Primero se cayó un pedazo de mampostería de la Sala de Conferencia durante una rueda de prensa del secretario de Turismo, Enrique Meyer, y meses después se derrumbó parte del techo de una oficina de la Secretaría de Legal y Técnica.