CIPOLLETTI (AC).- Un vuelco fundamental dio el viernes a última hora el caso de la desaparición de la joven estudiante Otoño Uriarte (16), oriunda de Fernández oro, ocurrida el 23 de octubre pasado a las 23.30, porque la filial Argentina de la organización Missing Children Internacional se comunicó con la justicia interviniente indicando que tiene información sobre una niña con las características físicas de la muchacha que está siendo buscada intensamente desde hace más de dos meses.

Por este y otros motivos la carátula de la causa, en principio inicialada como "Averiguación de paradero", será de "Desaparición forzada con coacción".

La familia de Otoño, dijo ayer Silvia, hermana del papá de la nena, Roberto Uriarte, hace más de un mes que viene reclamando el cambio de la carátula a la magistrada que tomó el caso antes de la feria, María del Carmen García García, del Penal 21, pero todo se precipitó con los datos aparentemente fidedignos que poseería MCH-Argentina sobre que una persona con aspecto similar a Otoño fue vista, trascendió, en algún punto del país, no en la zona sur ni y menos en el Alto Valle, por lo que podría tratarse de la Capital Federal o el Gran Buenos Aires, aunque otros hablan del norte, cerca de la triple frontera, si bien esto debe tomarse por ahora sólo a modo de versión surgida de fuentes indirectas.

"No tenemos el dato concreto de Missing Children y aún si supiéramos algo deberíamos guardarlo para no entorpecer la búsqueda", dijo ayer, con un comprensible recato, Silvia Uriarte.

MCH-Argentina, se conoció anoche, entregó todo lo que sabe al juzgado de la magistrada Alejandra Berenguer, que está de turno en el fuero Penal de la IV Circunscripción en este período.

La familia fue citada ya por el fiscal Oscar Cid, quien requirió presentar la denuncia ante su dependencia para presentar formalmente el cambio de carátula que ya se venía tramitando, por lo que en la semana entrante pasará a denominarse "desaparición forzada con coacción".

Mientras, en Fernández Oro siguen proliferando las versiones, algunas relacionando la ausencia de la chica con algún presunto "entregador" local a una banda de trata de blancas, y otras mencionando a una persona que no en pocas ocasiones pudo haber llevado a la chica desde el centro de Fernández Oro, de noche, a la chacra en la que viven los Uriarte.

Preguntada, Silvia Uriante no quiso aventurar nada al respecto aunque sí reiteró lo que desde un principio se viene indicando desde el seno familiar de Otoño acerca de que la niña no se fue, de ninguna manera, por su voluntad. Esto, porque no era su estilo ausentarse, aunque sea por horas, sin aviso, se estaba preparando a full para rendir una materia, no llevaba consigo ropa ni elementos de viaje cuando fue vista por última vez y sí portaba su mochila de uso cotidiano donde tenía su celular, el que sigue increíblemente activado porque cuando se llama al número indicado responde el mensaje de voz.

La hipótesis extraoficial al respecto es que el celular se habría caído en algún forcejeo o que Otoño, en un posible intento de escape de cara a una amenaza concreta, pudo haber arrojado la mochila a un sitio no visible para sus presuntos apresores.