ROCA (AR).- Probablemente nunca imaginaron que la vocación que desde niños manifestaron por ser Bomberos Voluntarios se pusiera en juego de esa manera. Ayer, cerca del mediodía, los ojos enrojecidos y húmedos por tanto humo pero también por el dolor de ver quemarse la casa de sus padres no impidieron que Cristian y Mario, dos bomberos voluntarios de Roca, trabajaran a la par de sus otros compañeros para tratar de extinguir el fuego.
Según relató la madre de los jóvenes, Sandra de Lezcano, ella se encontraba en la cocina junto a su hija menor y dos nietos de 6 y 2 años cuando vio el humo negro que corría por el techo de machimbre del pasillo que da a las habitaciones. La sorpresa y el desconcierto, de todos modos, provocaron una reacción inmediata: "Le dije a mi hija que saliera enseguida con los chicos", manifestó la mujer, angustiada mientras miraba cómo sus hijos entraban y salían de la casa haciendo su trabajo.
La conmoción se contagió a muchos vecinos del barrio Villa Obrera que se acercaban cada tanto para abrazar a Sandra, quien inevitablemente rompía en llanto una y otra vez.
La casa ubicada en Rodhe al 2100 sufrió la pérdida total del techo de machimbre y el fuego afectó también en su totalidad dos habitaciones donde se incendiaron las camas, la ropa, un televisor y documentos, entre otros objetos. Sandra aseguraba cuando todavía no había sido extinguido el fuego que el siniestro se inició en la habitación de su hija, probablemente por un cortocircuito ya que allí no había nadie ni tampoco tenían velas prendidas ni encendedores que pudieran haber explotado.
Una vez extinguido el fuego y luego de abrazos interminables y sentidos hacia los Lezcano, muchos compañeros de los jóvenes se quedaron para ayudar a retirar la gran cantidad de agua que fue arrojada para terminar con las llamas y limpiar la casa del tizne del humo en una muestra de compañerismo y solidaridad ya que no es un trabajo que les competa.