CUTRAL CO (ACC) - Los rostros felices de los propios beneficiarios, el de sus padres y de los docentes, fue el común denominador en la inauguración del lavadero de trapos "Quimey Co". Se trata de una iniciativa que permitirá en esta primera etapa a seis adolescentes y adultos con capacidades diferentes tener la posibilidad de contar con una salida laboral.
Si ingresar a un puesto laboral se hace habitualmente dificultoso, para los adolescentes o adultos con capacidades diferentes las posibilidades se restringen mucho. A partir de la necesidad de insertar laboralmente a esta franja de la población es que surgió hace algunos años la iniciativa de generar un lavadero de trapos. En muchas ocasiones, a la Escuela Especial Laboral Nº 1 que dirige Dina Kiszko, donde asisten chicos y adolescentes con distintas discapacidades, se les hace difícil dar respuesta y contener a todos.
La asistente social Liliana Marco que se desempeña en la institución, empezó a pergeñar la idea de brindar un espacio laboral que permita a estos alumnos o a quienes ya debían dejar de asistir a la escuela contar con la alternativa de tener un trabajo. "Es para darle respuesta a los alumnos que no tienen otra posibilidad de insertarse laboralmente en el medio y que tienen que egresar de la escuela por su edad. Sabemos que talleres protegidos hay pocos, son chicos que tienen un nivel que tal vez no se adaptaría a las tareas del Taller Especial "Esperanza" y entonces ante esta necesidad Liliana presenta este proyecto", subrayó Kiszko.
La promotora del emprendimiento especificó que se trata de un "comienzo" para un grupo pequeño. Empezarán seis alumnos de la escuela aunque la idea es que más adelante se amplíe a más egresados "a medida que el lavadero dé sus frutos también. Estamos trabajando con una población sumamente vulnerable y que no tiene una inserción de otra manera que no sea de ésta. Es por eso que es necesario que como sociedad nos preocupemos que estos chicos, adolescentes y adultos tengan un espacio en la sociedad y que sea a través de lo que dignifica, que es el trabajo", sostuvo Marco.
Entienden que el proceso será lento porque no se puede poner en marcha de inmediato. Si no que primero existe una tarea de aprestamiento de los adolescentes y adultos, el conocimiento del lugar y a partir de allí, con el tiempo, empezará a funcionar el lavadero de trapos. "El camino para llegar aquí fue largo, este proyecto lo presentamos varias veces en distintos lugares hasta que un papá, Franklin Retamal nos apoyó y lo presentó en el
marco del programa Energía Solidaria de Repsol YPF". Allí, después de la evaluación pertinente resultó favorecido y se logró el financiamiento de 35.000 pesos.
La idea es que funcione como un taller para que puedan realizar sus prácticas laborales o pasantías que se hacen en la comunidad pero que no siempre son suficientes los lugares para concretarlas. En cambio, con el aprestamiento aquí, se les permitiría luego ir a un establecimiento comercial, una fábrica o una empresa, a partir del trabajo que la maestra integradora laboral pueda desarrollar.
El lavadero "Quimey Co" está sostenido también por una asociación formada con un grupo de padres que se encarga de llevar adelante diversas gestiones y actividades que redundarán en beneficio de los propios chicos. "La idea es que este lugar sea el puntapié inicial para pensar en otros proyectos", aclaró Marco.