NEUQUEN (AN).- El acto del MPN en el estadio Ruca Che ratificó la capacidad de movilización del partido provincial. Y mostró a Jorge Sobisch, Jorge Sapag, Ana Pechen, José Brillo y Pedro Salvatori exhortando a la unidad, como un latiguillo, para que no se disperse la tropa para el desafío de 2007. Los tres dirigentes dieron una imagen de convivencia que contrastó con el clima que se vivió en algunos rincones del gimnasio, donde militantes azules y blancos se miraban de reojo y con desconfianza.

El encuentro partidario marcó, además, el inicio de la retirada del gobernador Jorge Sobisch del centro de la escena, y abrió el camino de la transición que culminará el 10 de diciembre de 2007, cuando deje el poder.

"Voy a hacer algo que es lo que soñé durante muchos años, para responderle a los que no creían en mis convicciones y para responderle a aquellos que no saben cómo se forma un político, cuando sueña y tiene esperanzas -dijo, emocionado, Sobisch-. Voy a dar el primer paso al costado para acompañar a nuestra gente, a Jorge y Ana, a José, pero voy a dar un paso adelante para seguir luchando como candidato de un partido nacional para defender las banderas del federalismo y para que ningún gobernante de la República Argentina tenga que arrodillarse en la Capital Federal".

Sobisch respiró hondó y con la voz quebrada señaló: "Les pido a todos ustedes que tomen este momento y vivanlo con intensidad profunda, porque ahora va a subir a este escenario el próximo gobernador de la provincia, la próxima vicegobernadora y el próximo intendente de la capital en representación de todos los intendentes".

Sapag, Pechen y Brillo que subieron al escenario con una lluvia de aplausos como telón de fondo. Sobisch dio un paso al costado y se retiró del gimnasio, casi en soledad.

Las luces y las cámaras de televisión se quedaron con Sapag, Pechen y Brillo. La escena la vivieron los militantes y simpatizantes que soportaron hasta el final un acto que se prolongó por casi 3 horas y que tuvo momentos de euforia y tensión. Como cuando el cacique petrolero Guillermo Pereyra, con sus escuderos, se fue para no escuchar a Sobisch. El movimiento de Pereyra no fue aislado ni improvisado. Fuentes partidarias aseguraron ayer que Sobisch y Sapag estaban advertidos de la situación. También hubo un nutrido número de seguidores sapagistas que dejaron el recinto.