CATAMARCA (Télam).- Familiares, amigos, vecinos y ex compañeras del colegio de Rocío Ubilla, volvieron a marchar ayer para reclamar justicia por el crimen de la joven estudiante de 15 años, cometido el 24 de octubre pasado y cuyo único sospechado e imputado es el cabo de la policía Manuel Páez.

Una compacta columna avanzó desde la Iglesia Corazón de María por la calle República para ubicarse en el Paseo de la Fe, frente a la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, en el marco de una nueva Marcha del Silencio en reclamo de justicia por la muerte de la modelo y estudiante.

Frente a la Casa de Gobierno, los manifestantes renovaron el reclamo de "justicia" y reclamaron que se castigue a él o los culpables de este crimen, que conmocionó a toda Catamarca.

El vocero de las "marchas", José Reynoso, dijo que otra vez se reunieron para "reclamar justicia por Rocío, como por todos los otros crímenes irresueltos y confiamos en la justicia de los hombres, aunque nos queda la justicia divina que llegará para los culpables y aquellos que pretenden encubrir el caso".

Por su parte, la madre de la adolescente asesinada, Ivana Ubilla, dijo que "Rocío era una bendición de Dios a la que le frustraron sus ansias de vivir por la crueldad de los hombres que le quitaron y le truncaron su hermosa vida".

Reiteró que las "marchas continuarán" durante el verano, "así seamos unos cuantos, porque lo que interesa es la calidad y no la cantidad". Finalmente la madre sostuvo que "sólo esperamos justicia para que mi hija Rocío descanse en paz como ella se lo merece".