RIO DE JANEIRO (AFP) - Al menos 19 personas murieron, entre ellas siete carbonizadas, y 20 resultaron heridas en sangrientos ataques lanzados en Rio de Janeiro por bandas de narcotraficantes contra objetivos civiles y policiales a tres días de la fiesta de Fin de Año que congrega a cientos de miles de turistas en las playas cariocas.
Los ataques se produjeron cuando Río, primer destino turístico de Brasil, se prepara para las tradicionales fiestas de fin de año, cuando se reúnen en los famosos balnearios de la ciudad miles de personas bajo una lluvia de fuegos artificiales lanzados desde botes en el mar.
Ocho comisarías y puestos policiales y un hospital fueron ametrallados en tanto que cuatro autobuses y dos coches policiales fueron incendiados en diversos barrios de Rio de Janeiro y su zona metropolitana. El secretario de Seguridad Pública del estado de Río de Janeiro, Roberto Precioso, indicó que entre el miércoles y ayer se registraron 12 distintos ataques por parte de bandas criminales armadas con granadas y ametralladoras.
Dos policías, nueve civiles y cinco atacantes murieron en los incidentes , dijo el funcionario. "Es muy difícil prevenir este tipo de ataques que son prácticamente kamikaze'', dijo Precioso en conferencia de prensa.
La Policía Militar fue movilizada para controlar una docena de favelas, feudos del narcotráfico, y varias brigadas fueron recibidas a balazos. En dos de esos tiroteos fueron ultimados dos narcotraficantes, lo que aumentó a 18 la cantidad de muertos, indicó la secretaría de Seguridad.
El peor ataque fue contra un autobús que llegaba a Rio de Janeiro desde el vecino estado de Espirito Santo con 23 pasajeros.
Hombres fuertemente armados lo interceptaron y lo prendieron fuego. Siete personas murieron carbonizadas. "Incendiaron el autobús sin dar tiempo a que todos bajaran", contó un testigo.
Unas 20 personas resultaron heridas en los incidentes y tres supuestos atacantes fueron arrestados por la policía, que dijo haber incautado una granada, dos fusiles y dos pistolas.
Los ataques se registraron en suburbios de Rio de Janeiro pero también en zonas características de la ciudad como Botafogo, Barra da Tijuca y la Laguna Rodrigo de Freitas.
Las causas
Las autoridades divergen sobre las causas de los ataques.
Según Precioso, la ofensiva fue ordenada por los jefes del crimen organizado de Rio de Janeiro recluidos en la cárcel de Bangú, con el fin de "intimidar" al gobernador electo del estado de Rio, que asumirá el lunes próximo, pues temen un aumento de la represión y del rigor en las cárceles.
El secretario de administración carcelaria, Asterio Pereira dos Santos, atribuyó en cambio el ataque a una "violenta represalia" contra "milicias" de policías que expulsan a los narcotraficantes de las favelas y luego venden "protección" a los vecinos. "Hace dos meses los servicios de inteligencia fueron informados de que traficantes de varias organizaciones se unirían para combatir a la policía", dijo Pereira.
Pereira reconoció que "las milicias existen" y son "la cuarta facción del crimen organizado", detrás del Comando Vermelho, el Terceiro Comando y Amigos de los Amigos, los mayores grupos delictivos que operan en Rio.
El sucesor de Matheus a partir del 1 de enero, el gobernador electo Sergio Cabral, dijo que no tendría "la menor duda de solicitar el apoyo del gobierno federal si fuera necesario''.
En Brasilia, Tarso Genro, ministro de Relaciones Institucionales, indicó a los reporteros en el palacio de gobierno, que la situación de un eventual envío de fuerzas combinadas militares y policiales era un asunto discutido entre el gobierno de Río y el Ministerio de Justicia.
Los ataques del jueves fueron similares a los lanzados en mayo en Sao Paulo, atribuidos al Primer Comando de la Capital (PCC, que domina las prisiones de ese estado), en protesta contra el traslado de sus líderes a cárceles de máxima seguridad. Las oleadas de atentados en Sao Paulo y la reacción de las fuerzas de seguridad dejaron un saldo de unos 200 muertos.
El alcalde de Rio de Janeiro, César Maia, pidió "calma" y señaló que la seguridad pública será reforzada para los festejos de Fin de Año, en los que se esperan a dos millones de personas, buena parte de ellos turistas, en Copacabana e Ipanema. Maia dijo estar dispuesto a pedir la movilización de una fuerza federal de seguridad creada el año pasado por el gobierno federal y el Ejército.
