CIPOLLETTI (AC).- La violencia familiar es un problema que afecta a muchas mujeres y niños en el país, y esta ciudad no es la excepción. Frente a esta realidad dos mujeres decidieron encarar una tarea difícil: trabajar con los varones que tienen "dificultades en los vínculos familiares". Y si bien esta definición pareciera un eufemismo para evitar denominarlos como "hombres violentos" permite no rotularlos y evitar que se cierren las puertas al cambio.

Por lo menos esta es la concepción que tienen de su trabajo las coordinadoras del grupo, Sandra Contreras y Natalia Prospitti. Explicaron que la propuesta surgió hace un año desde la Unidad Ejecutora Local (UEL) de violencia familiar de Cipolletti. Hasta el momento sólo se trabajaba con las mujeres y los niños víctimas de este flagelo.

La importancia del trabajo que ejercen fue premiada. Tanto Prospitti como Contreras fueron elegidas para disertar en el "Primer Congreso Interprovincial de Violencia Intrafamiliar y Adicciones" que organizó el gobierno de Mendoza. Se realizará el 15 y 16 de marzo en la ciudad de San Rafael. Prospitti es psicóloga de la organización "Ruca Quimey" que trabaja con violencia familiar y Contreras es licenciada en Servicio Social de la policía de Cipolletti.

Este año pasaron por el grupo unos 33 varones. La mayoría fue derivado por la justicia aunque también está destinado a los hombres que reconocen su problema y se acercan de manera espontánea. Para ingresar es necesario ser admitido. Uno de los motivos por los que no se puede acceder es si, además, se sufre de alguna adicción. "Primero deben hacer un tratamiento para superar este problema porque de otra manera obstaculizarían el proceso grupal", explicaron las profesionales.

El objetivo del tratamiento no es que retornen al seno familiar sino que puedan modificar las conductas que los llevaron a ejercer violencia hacia sus parejas, sus hijos o hacia ambos.