La definición del Clausura de la Confluencia fue apasionante, pero a la vez dejó en evidencia desorganizaciones a nivel institucional y diferencias entre los árbitros que terminaron incidiendo negativamente en el juego. Desde los deportivo, marcó el regreso triunfal de un Fernández Oro que fue la gran revelación del certamen y consiguió un título después de muchos años.

La revancha de la final, que se jugó en la cancha alternativa de Oro porque los dirigentes de los 'verdes' y los de Cipolletti no se pudieron poner de acuerdo, tuvo muchas irregularidades.

Los protagonistas se quejaron por la ausencia de las autoridades de la Liga en el partido más trascendente del semestre.

Otro elemento que predispuso negativamente la final, fue la partida del estadio minutos antes de comenzar el partido del juez asistente Luis Quintana, disconforme con la designación de Cecilio Gómez como árbitro principal de la revancha.

Esto provocó que el partido se juegue con un sólo línea, creando una zona liberada para que algunos jugadores golpearan deliberadamente -y en forma grosera- a sus rivales sin que los dos jueces que quedaban pudieran advertirlo.

Más allá de todas éstas irregularidades -que fueron denominador común a lo largo de todo el torneo-, Oro dio vuelta una serie que lo tenía tres goles abajo antes de comenzar la revancha.

Fue el resurgimiento de una de las instituciones fundadores de la Confluencia, que paralelamente cortó el reinado de un Cipolletti que había dominado el primer semestre, y que si bien no pudo encadenar su quinto título consecutivo, demostró que sigue teniendo una cantera que se mantiene en buen nivel. (J.P.)