BUENOS AIRES (DyN) - Después de cinco días de intensa búsqueda en el Río de la Plata, el cadáver de Joaquín Prieto, de 17 años, desaparecido el sábado pasado cuando se internó en los túneles del arroyo Vega, apareció ayer por la mañana flotando, a dos millas del puerto de la ciudad bonaerense de Olivos y a casi diez kilómetros del lugar adonde había iniciado su trágica aventura.

Los tripulantes de una embarcación que navegaba por la zona alertó ayer poco después de las 8 a la Prefectura Naval que habían avistado flotando en el río el cadáver de un hombre joven.

De inmediato acudieron al lugar un helicóptero y dos guardacostas de la fuerza y un bote semirrígido para rescatar el cuerpo. Mientras tanto, se avisó al padre de Joaquín Prieto para que acudiera al lugar a fin de ver si identificaba el cuerpo como el de su hijo.

El padre del muchacho desaparecido confirmó que se trataba de Joaquín: vestía pantalón corto negro, remera negra y llevaba un arito tipo piercieng en una oreja. El chico se ahogó el sábado pasado junto a otros tres amigos, cuando todos se internaron en los túneles del arroyo Vega, en el barrio porteño de Belgrano, para practicar un curioso deporte: el "parkourismo", que consiste en atravesar zonas urbanas superando con el cuerpo como toda herramienta los obstáculos que encuentren a su paso.

Los cuatro muchachos fueron sorprendidos por una feroz tormenta a poco de haberse internado en los túneles, y al día siguiente se encontraron los cadáveres de tres de ellos: Alberto David Cardazzo, de 24 años; Sebastián Abel García Serrano, de la misma edad y Rodrigo Sierra, de 25.

Pero el cuerpo de Joaquín, el más joven del grupo, no fue encontrado y desde el domingo pasado se realizaron a diario intensos patrullajes en toda la extensión de los tubos subterráneos del arroyo Vega y en su desembocadura al río de la Plata, sin resultado, hasta esta mañana.

Los padres y la novia de la víctima siguieron durante todas esas jornadas la búsqueda hasta que hoy poco después de las 8 se halló el cadáver a 3,200 kilómetros de la costa de Olivos, y a casi diez kilómetros del lugar donde el joven y sus amigos habían comenzado a practicar el riesgoso deporte.