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Miércoles 20 de Diciembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 20 y 21 >
Sábana corta
Un concepto clave para una precisa definición es que la economía es una sábana corta. El análisis económico lo plantea como la ciencia que estudia las decisiones para administrar y asignar recursos escasos. Los recursos limitados enfrentan necesidades múltiples de la población.

Entonces, la autoridad responde a esa realidad, adoptando una línea de trabajo, como es la política económica. Esta establece pautas en las cuales se deben encuadrar las distintas decisiones que los gobiernos tienen que tomar. Como ejemplos, incrementar los haberes de los sectores pasivos, congelar los subsidios por paro laboral, bajar la tasa de interés, etc. Cada decisión a favor de un sector irá en desmedro de otro u otros sectores.

La metáfora de la sábana corta se cumple inexorablemente. Lo que hay no alcanza para todos. Si nos tapamos la cabeza, la sábana no llega a cubrir los pies y viceversa. Así es cómo se fija la política de ingresos de un país. Son tres elementos principales que la integran: el tipo de cambio, el nivel de los salarios y la tasa de interés. De la correcta formulación de esta política de ingresos dependerá la suerte de una buena economía para una buena sociedad.

Cuando en nuestro país se determinó la modificación abrupta del tipo de cambio a fines del 2001, principios del 2002, se produjo una severa disminución en los ingresos de las clases de menores ingresos: asalariados, pequeños empresarios, prestadores de servicios personales, jubilados y pensionados, productores, etc.

Esta disminución de ingresos, cinco años después, se mantiene, aunque levemente atenuada por los ajustes posteriores. Es más, está agravada en algunos sectores porque pasaron a ser contribuyentes del Impuesto a las Ganancias, cuando antes, que ganaban mucho más, no lo eran. Un efecto perverso de la política económica que, para una buena sociedad, se impone revertir.

En la nota anterior del 30/1/06 decíamos que "600.000 pueden ser muchos" queriendo significar que a la población de contribuyentes, mayoritariamente trabajadores sin cargos de alta dirección que pagan el tributo, se les está imponiendo una carga injusta. También las ciencias económicas nos ilustran así: toda decisión que no se toma a tiempo, igualmente será tomada más adelante; eso sí, en peor situación. Es lo que ha pasado ahora con el dictado de la ley 26.176, hace unos días, que excluye del cómputo para el impuesto algunos ítems menores como vianda, transporte, alimentación y traslados para los trabajadores del petróleo incluidos en el convenio colectivo Nº 396/2004.

La crítica a esta norma tributaria ha sido expuesta en esta columna por distinguidos especialistas, que me eximen de comentario. Sólo podemos agregar que los tributos que el Estado impone como carga a los habitantes deben reunir, entre otras cosas, el requisito de universalidad, es decir, ley pareja para todos los que están en igual situación, cosa que no se da en la norma tributaria que se critica.

La sábana, aunque no abrigue mucho, debe cubrir todo el cuerpo social involucrado. Entonces, surge como muy previsible una ola de demandas y conflictos futuros de mantenerse esta situación. Las preguntas que nos hacemos son de este tipo: qué pasa con los otros sectores no contemplados; qué pasa con el personal de supervisión; qué pasa con los que trabajan en otras actividades como pueden ser mineras, de ciencia y técnica, de investigación y desarrollo, de los servicios, etc.; qué pasa con la masa de "contribuyentes" que no corresponde que tributen, por no reunir el requisito de capacidad contributiva suficiente.

La conclusión más importante será definir cuál es el verdadero debate en este tema: en qué medida deben pagar impuesto directo a sus ingresos los pequeños productores, prestadores de servicios y trabajadores empleados y en qué medida el personal de alta dirección de las organizaciones, que son directorios profesionales que fijan sus propias retribuciones y las de los demás sectores, con la aquiescencia de los accionistas. En la medida en que la política económica castigue a los menos pudientes, como hasta ahora, es de prever que la sábana se irá acortando aún más, dejando sin cobertura a un mayor número de personas y alimentando nuevos conflictos.

 

 

ALEJANDRO JOFRE (Contador público. Neuquén.)

Especial para "Río Negro"

 
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20/12/2006, 11:30:49

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nos dejo su opinion

Carlos E. Solivérez
Me parece que la validez de la Economía está restringida a los recursos abundantes con abundantes compradores. Si la salud se manejara con las reglas de la Economía, los únicos sobrevivientes serían los ricos.
Diario Río Negro.
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