SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El cuerpo de inspectores municipales decomisó el miércoles un cargamento de 250 kilos de fiambre que ingresaban a la ciudad en un transporte sin habilitación.

Pero en paralelo con la difusión de ese episodio -que no fue extraordinario ni mucho menos- el director de Inspección General, Jorge Layana, reconoció que la estructura de fiscalización municipal está al borde del colapso.

El funcionario aseguró que su área tiene menos de la mitad del personal necesario y cuenta con un solo automóvil, de modo que en la mayoría de los operativos los inspectores deben moverse con sus autos particulares.

El cuadro se repite en otras áreas sensibles como Turismo, Obras Particulares Hacienda y hasta en Tránsito, donde no hay inspectores suficientes y la solución fue dejar sin control los horarios nocturnos y los fines de semana.

Esto ocurre a pesar de que la planta de empleados municipales se multiplicó por cuatro desde 2001 hasta hoy y el intendente Alberto Icare sostuvo más de una vez que el refuerzo de la fiscalización era una de sus prioridades.

Ayer el secretario de Gobierno, Adolfo Fourés, admitió tácitamente el déficit que arrastran en esa materia y anunció que implementarán concursos externos a partir del mes próximo para sumar otros 6 inspectores más en el departamento Tributario y 14 en Inspección General.

Su segundo, Carlos Catini, aseguró además que incorporarán 30 nuevos inspectores en Tránsito, pero que recién estarán trabajando (capacitación mediante) en marzo próximo. Cuando haya concluido la temporada turística.

Layana, por su parte, dijo que cuenta con 11 inspectores cuando hace pocos años eran 25. Su área tiene a su cargo las habilitaciones comerciales, el control de la venta de alcohol, seguridad alimentaria, pirotecnia y otros numerosos rubros, a los que siempre se agrega alguno nuevo.

En los últimos meses, por ejemplo, se sancionaron nuevas normativas como las de bebidas energizantes y regulación de peloteros, que también recaen sobre Inspección General.