NEUQUEN (AN).- Un estudio sobre los afluentes secundarios del tramo medio del río Neuquén advierte sobre la necesidad de proteger el curso de agua de estos aportes extraordinarios para evitar que una nueva crecida como la de julio de este año provoque el colapso de una presa.

En la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) consideraron que el tema precisa mayor análisis pero que, de todos modos, no son los cursos temporarios de agua los que llenan los ríos del norte de Neuquén durante una crecida sino sus afluentes, especialmente los que bajan de la alta montaña.

"La escasez de precipitaciones níveas y la inexistencia de afluentes permanentes hacen ver a la zona media del río Neuquén como inofensiva o poco peligrosa; tanto es así que los cursos tansitorios ni siquiera figuran en mapas de uso común", sostuvo Sergio Iraira, un neuquino con vasta experiencia en el mundo de la seguridad del ámbito petrolero.

Sostuvo que el hecho de que estos cursos no sean identificados en los mapas "da la pauta de que los registros cartográficos se basan sólo en los afluentes de aporte caudalítico permanente, los temporarios oficialmente no existen".

Esta realidad muestra -según Iraira- que por tener apariciones temporales estos cursos no se registran. "En otras palabras, no se puede planificar sobre lo que no figura o no se ve".

"Sin embargo, relevamientos geográficos realizados demuestran sus existencias temporales, lo cual queda evidenciado en los rastros dejados durante sus épocas de actividad", se lee en el trabajo.

Los aportes de caudales de estos afluentes secundarios sumados a los principales crean un nivel "de alto riesgo".