Se veía venir. Ese grupo trepado al alambrado olímpico, descargando insultos y silbidos dirigidos en su mayoría a Oscar Ruggeri y al presidente Rafael Savino hacían prever lo que finalmente sucedió. Esta vez, la acostumbrada violencia del fútbol argentino se hizo presente en el Nuevo Gasómetro.

El pitazo final de Pompei fue la chispa para que arrancaran los graves incidentes. San Lorenzo ganaba 2 a 0, pero Quilmes se lo dio vuelta y terminó dos goles arriba (4-2). Entonces se desató la locura, el desbande, que llevó zozobra hasta al mismísimo vestuario.

Un millar de hinchas destrozaron todo lo que encontraron a su paso. Dentro de ese grupo, hubo quienes levantaron las vallas de contención e intentaron llegar hasta la zona de vestuarios. Fue ahí cuando se toparon con personal policial, que intentó dispersarlos con gases lacrimógenos. También hubo batallas cuerpo a cuerpo entre los propios simpatizantes. El lamentable saldo: dos policías y, al menos, seis hinchas heridos. Y ningún detenido. Además, varios automóviles sufrieron roturas de diversa consideración.

" En el Gigante de Arroyito: Esta tarde, a partir de las 17, Rosario Central y Colón jugarán en la ciudad santafesina el último partido de la temporada.