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Domingo 10 de Diciembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
Padre e hijo a juicio por abusos

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La Cámara Primera del Crimen comenzará a debatir la semana próxima uno de los casos de abuso sexual más graves que se hayan difundido en los últimos tiempos, porque la víctima es una disminuida mental de 19 años, que padece trastornos neurológicos, y los acusados son su hermano y su padre, este último con quien habría concebido una niña que en la actualidad tiene dos años.

En la causa, el acusado de mayor edad figura como "guardador" de la víctima, pero hay calificados testigos que aseguran que es el verdadero padre, lo que significaría que el otro acusado es su medio hermano. Además, la chica dio a luz una criatura que, según declaró, sería fruto de la relación forzada que mantenía con su padre.

El fiscal Eduardo Fernández le atribuye al guardador o padre de la víctima, de 52 años, que desde que esta tenía 15 años de edad y aproximadamente hasta octubre de 2003, aprovechando su condición de guardador y la condición de disminuida mental de la víctima, la abusó sexualmente en reiteradas oportunidades. El funcionario reconoce que no pudo establecer con exactitud las cantidades de abusos cometidos y las fechas en que ocurrieron, pero en su acusación aclara que sometió a la víctima a tocamientos impúdicos y la accedió carnalmente mediante el empleo de la fuerza. Por último, le imputa haber dejado embarazada a la menor, que dio a luz una criatura en julio de 2004.

Al joven de 25 años el fiscal le adjudica que en fechas que no se pueden determinar con precisión, pero ubicables entre 1999 y 2004, abusó sexualmente de la menor, cuando tenía entre 13 y 17 años, aprovechando su condición de disminuida mental, sometiéndola por la fuerza y accediéndola carnalmente en varias ocasiones.

Los hechos que el fiscal Fernández les atribuye a los procesados, cuando son cometidos por el encargado de la guarda o contra un menor de 18 años aprovechando la convivencia preexistente con el mismo se reprimen con pena de 8 a 20 años de prisión, casi la misma prevista para el homicidio simple.

En este caso, el más comprometido es el acusado de mayor edad, porque de comprobarse su paternidad sobre la criatura de la víctima ya estaría configurado el delito en el supuesto más grave.

 
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