NEUQUEN (AN).- Una de las tantas callecitas de La Habana Vieja, ancha en sus dimensiones, pero demasiado estrecha para la cantidad de gente que transita a diario por allí. Los colores se mezclan, se superponen, se reinventan, el movimiento no cesa, la vida continúa. Y más allá en un rincón, en una esquina, hay un personaje detrás de un lienzo, ya incorporado al paisaje. Es el artista Gualter Cruz, que un día decidió trasladar su atelier a la calle, para que sus cuadros de carguen de sentido real.
El pintor, recién llegado de Cuba, presentará su exposición "La Habana que me pinta" el sábado a las 21 en La Curtiembre, ubicada en Juan B. Justo 648. La muestra que permanecerá en Neuquén hasta el 16 de este mes, se compone de diez cuadros realizados en óleo sobre tela y óleo, cartulina y lápiz, que recrean la vida cotidiana de La Habana, su gente y sus movimientos.
"La Habana Vieja es un lugar muy pintoresco y muy colorido. La calle tiene muchos colores, que están un poco descascarados pero el ánimo de la gente los realza porque su forma de moverse a diario es muy cercana a la fiesta, que es una característica del cubano y del caribeño. Eso hace que los cuadros tengan colores fuertes, vivos y mucho dinamismo", explicó Gualter Cruz.
El artista, nació en Uruguay, se inició en el arte del pincel en la Argentina donde vivió hasta 1997. Desde ese año vive y pinta en La Habana. Participó de muestras colectivas en la Argentina y Cuba y realizó exposiciones individuales en La Habana y Santiago de Cuba y en el museo de Salto, Uruguay. Sus obras se expusieron también en Toronto, Canadá.
Sus técnicas son variadas, pero su estilo es muy personal; saca su caballete a la calle y se sienta a esperar que la gente, sus compatriotas empiecen a dejar sus huellas sobre el lienzo blanco.
"Me llama mucho la atención la forma que tiene la gente de moverse, tiene una sinuosidad especial. Las calles tiene una especie de movimiento que acompaña los movimientos de la gente. Eso trato de traducirlo en un código de colores fuertes que son los que me representan lo que yo veo; uso colores fuertes de grandes contrastes. Busco que esos contrastes ayuden a que el cuadro vibre con más fuerza. Pintar en la calle te agrega mucha más información o una información más rica, más fresca y toda esa información le da un valor especial al cuadro", detalló el artista cubano.
Cruz puso en marcha hace dos años un proyecto artístico que se denomina "Pintar en la calle" y se desarrolla en Loma del Angel, La Habana Vieja.
Surgió espontáneamente cuando saqué mi taller a la calle. No tenía muy en claro que me iba a significar eso, simplemente fui a buscar el modelo vivo. Fui a encontrarme con el modelo en directo y poco a poco eso fue trayendo consecuencias, no sólo pude ver la casa, el barrio y a la gente moverse en tiempo real, sino que también empezó a nacer una interacción del barrio con el pintor y eso fue la parte más interesante. La gente empezó a reconocer en el pintor a un personaje cotidiano más y lo empezó a incorporar. La gente común que no había tendió mucha relación con el arte, empezó a ver la pintura con un poco más de conocimiento; empezó a ver un cuadro no ya como una cosa extraña o decorativa, sino como algo más significativo, empezó a conocer el proceso de creación de un cuadro. La gente comenzó a interesarse, a preguntar, a criticar la pintura y eso enriqueció cada una de las obras que hice", dijo Cruz.
Otra de las características de su proyecto, según contó el artista, es el reconocimiento de la gente en los cuadros. "Cuando vienen y ven en el cuadro a un personaje o a alguna casa, comienzan a contar quien fue esa persona, quien vivió en esa casa, toda la historia de ese lugar o ese personaje, que después uno puede plasmarlo en la tela y el cuadro se hace más real aun. Esta es la magia de pintar en la calle", concluyó el uruguayo radicado en Cuba.
Todo eso se podrá vivenciar en La Curtiembre a partir del sábado.